Se avecina una nueva caminata hacia Carondelet, en esta etapa la acción de los trabajadores y de las organizaciones populares son decisivas para construir una sociedad más democrática para lograr justicia social, son ellos junto a sus gremios quienes rechazan las medidas antipopulares; pero al mismo tiempo defienden y promueven el derecho al trabajo y una vida digna, así como la defensa de la soberanía nacional.
El sometimiento del Ecuador al FMI, esta vez por medio del presidente Noboa, que pretende hacer creer a los ecuatorianos que la “Carta de Intención” y el préstamo con este organismo es para “cubrir la balanza de pagos y fomentar una recuperación económica y sobre todo el empleo”, no es tal, porque en realidad más del 50% del préstamo es para pagar al mismo FMI, otra parte es para “estimular y fomentar la participación privada en el sector energético¨, y lo más importante, es que la verdadera intención del acuerdo, es el cumplimiento de las mismas viejas recetas neoliberales que cada vez golpean más la escuálida economía del pueblo.
La eliminación de los subsidios a los combustibles, es una medida no para resolver las finanzas públicas sino para disminuir los escuálidos ingresos de las personas de las clases vulnerables y medias a fin de engordar aún más a las clases ricas del país. En este contexto, Jonathan Báez Valencia responsable de la unidad de análisis y estudios de coyuntura de la Universidad Central del Ecuador, propone debatir los impactos de la eliminación de los subsidios a las gasolinas, con esa especie de subsidios que suman alrededor de 2300 millones de dólares anuales que el Estado entrega a los grandes empresarios al no controlar la evasión de los mismos.
El propio informe del SRI muestra que “las personas y empresas que ganan hasta 39 millones de dólares al año no pagan 372 millones de dólares; mientras que las empresas financieras tampoco pagan 359 millones de dólares en impuestos, que sumados dan 731 millones de dólares que el Estado pierde; esto es una cifra superior al subsidio a los combustibles que, según la viceministra de economía asciende a 644 millones de dólares, es decir la evasión supera en 87 millones a los subsidios.
Lo cierto es que el no cobro de los impuestos a los grandes evasores y la eliminación de los subsidios a los combustibles son un capítulo más del proyecto neoliberal del gobierno del presidente Noboa, que obviamente no afectará a las élites, sino a las grandes mayorías que claman educación, salud y empleo.