sábado, 3 de diciembre de 2022

Tomar las riendas del futuro, un fin trascendental

Gobernar para poner fin a la pobreza, a las injusticias y combatir la corrupción, ha sido y seguirá siendo una consigna del populismo oportunista y la derecha burguesa, sin embargo, una vez en el poder hacen todo lo contrario, gobiernan y legislan para favorecer a los grupos empresariales y a la banca chulquera, actúan con demagogia, ofreciendo a los ciudadanos solucionar todos los problemas habidos y por haber, es esa una de las razones para que la gente finque sus esperanzas en estos partidos políticos que invierten grandes sumas para engañar y llegar al poder.

El régimen debe mostrarse justo y enérgico o no tendremos país y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional, todos los gobiernos que han pasado, no han administrado para solucionar los problemas porque se han dedicado al enriquecimiento ilícito.  Encuestadoras de la propia burguesía indican que la poca confianza al gobierno de Lasso se expresa en el rechazo a su política, cuyos ejes centrales son la demagogia, la inseguridad y la impunidad. Los grandes males como el desempleo, descuido a la educación fiscal, a la salud, a la vivienda entre otros, “no solo que no han sido resueltos, sino que se han agravado”

Los últimos gobiernos se han dedicado a hacer negocios con empresas nacionales y extranjeras que dañan los intereses de la patria, y los dañan porque ceden nuestras riquezas y patrimonios en provecho propio.  Practican la corrupción y no hay una penalidad acerca de ella, es por eso que quedan impunes. No existe una verdadera independencia entre los poderes del estado, y casi paradójicamente “uno a uno se cubren para no ser sancionados”.

Mientras no se castigue a los malos gobernantes y a sus corruptos colaboradores como se debe, los buenos y verdaderos ecuatorianos serán siempre víctimas de sus maquinaciones que a diario los sumen más en la miseria. Los buenos ciudadanos siempre estaremos siendo pisoteados y minimizados por el neoliberalismo avasallante que usa el poder y las leyes para sí mismo. Los gobernantes que nos dirigen han traicionado su papel como funcionarios de un estado libre y soberano ya que no gobiernan con justicia, sino que por sus intereses traicionan la función para la que fueron elegidos haciendo un mal social. No contamos con una justicia ni fuerte ni independiente, ni contamos con otro poder que permita castigar las traiciones ejercidas contra el ciudadano y contra la nación.

Entre nuestros pobladores del campo y la ciudad hace falta organización y unidad, eso es posible porque tenemos las mismas preocupaciones, quizá con idiosincrasias distintas, pero los mismos males. Quizá también de distintas culturas, sentimientos y pensamientos, pero con un solo objetivo, solucionar los graves problemas sociales, económicos y políticos que afectan al país, convertir la postración en esperanza; pero para ello, los trabajadores y el pueblo deben forjar la Unidad Popular y tomar las “riendas del futuro” como un fin trascendental para construir la “Patria Nueva”.