El papel político y unificador de la solidaridad
Hoy, cuando el grueso de los trabajadores vuelve a congregarse alrededor de las organizaciones sindicales, el magisterio nacional hace lo mismo junto a su gremio, la Unión Nacional de Educadores, porque ven en ellas la única posibilidad de lograr el cumplimiento de los derechos constitucionales que les son postergados por los gobiernos de turno. Hoy se trata de enfrentar la realidad y esa realidad es adversa a los derechos de los sectores populares.
Solo el pueblo salva al pueblo o el pueblo unido jamás será vencido, son consignas que históricamente han servido para levantar la voz popular durante huelgas y movilizaciones; y que, por estar llenas de una significación revolucionaria, la derecha oligárquica y los sectores retardatarios de la sociedad las han asociado a la violencia, sin comprender que la verdadera causa de la violencia se debe encontrar en la situación oprobiosa, de hambre, miseria, explotación y opresión generada por el sistema y el gobierno contra los cambios sociales que exige el pueblo.
Para los educadores en particular, la experiencia de lucha actual, es ampliar la convocatoria a la unidad y solidaridad con aquellos docentes que por diversas razones están dispersos o temerosos de la acción. El triunfo de la equiparación salarial arrebatada al gobierno de Lasso, debe servirnos para centrar nuestro esfuerzo y atención en reuniones y debates en cada institución educativa, donde además debemos plantearnos como una tarea real, la afiliación a la gloriosa UNE. Por si esto no bastara, conviene recordar que, durante el correato, por medio del cacicazgo, del autoritarismo, de la persecución, del encarcelamiento, de la cancelación, de la judicialización de la protesta, se logró dividir a la mayoría de organizaciones sociales y populares, entre ellas a la UNE; y hoy tenemos la oportunidad de reagruparnos.
Sin embargo, la realidad es que solo la unidad y lucha han sido un poderoso estímulo para reclamar derechos. Nuestra dirigencia junto a los maestros y maestras de vanguardia que han dirigido las huelgas, plantones, marchas y manifestaciones en todo el país, lo han hecho conscientes de que por ese camino están promoviendo la solidaridad, para combatir a un régimen como el del presidente Guillermo Lasso, que no muestra un mínimo de voluntad política para cumplir con las leyes y menos con las ofertas de campaña.
Verdad que hay docentes –no entre los unionistas de vanguardia– que se sienten decepcionados porque aún no se cumple la equiparación salarial; docentes que, de “buena fe” entre comillas, se hacen eco de las presiones del gobierno y de ciertos grupillos que pretenden desacreditar o hacer suyas las reformas a la LOEI.
De allí, que llamamos a fortalecer la unidad y organización de los y las docentes para enfrentar al gobierno neoliberal de Lasso que pretende darnos “gato por liebre”. Hoy esa unidad debe expresar el carácter solidario y político de nuestra lucha. Sabemos que tenemos la razón y también tenemos la fuerza.