La expresión señalada y un poco parafraseada de la consigna correísta, refleja la realidad de asambleístas, funcionarios públicos y de los adherentes de movimiento país, o quizá solo de los apasionados por el caudillo.
Ayer el llamado al dialogo con los diversos sectores sociales que realizó el Presidente Moreno, provocó histeria en la dirigencia verdeagüita, éstos declararon de manera pública su contrariedad llegando a separarlo de la presidencia de su movimiento. Al pasar de los días, y ante el apoyo de la oposición y de los sectores populares a la consulta popular, se produjo el fraccionamiento de los asambleístas; confirmando eso de mentes lúcidas y lo milagroso que es el poder, porque asambleístas y funcionarios públicos comenzaron su migración al lado morenista.
En estos momentos se puede afirmar, que ya casi nadie es correísta, que ya nadie defiende la década ganada. O quizá nos están tomando del pelo, entreteniéndonos con el sainete de la división, porque ahora María José Carrión respalda a quien decía era “un traidor”. Mientras Moreno pone las manos al fuego por Richard Espinoza al que los trabajadores acusan del caos en el IESS.
Lo cierto es que, el bienestar del pueblo ecuatoriano, aunque parezca risible, no depende de la obra que haga o deje de hacer el actual gobierno, acaso si de lo que pueda suceder con el posible juicio político a Jorge Glas, juicio que a su vez tampoco depende de las causales o evidencias en su contra, sino que la destitución del vicepresidente estriba más de los acuerdos políticos para contar con los votos suficientes para tal efecto, y por supuesto que dentro de esas negociaciones, estará también consensuar entre comillas al reemplazo de Glass; para ello, los sectores sociales deberían exigir a Moreno y a la Asamblea que quien sustituya a Glass debe ser una persona ajena a los correístas y de a aquellos que se dicen independientes o apolíticos; allí debe ir alguien con un claro compromiso popular que contribuya a borrar la “dictadura disfrazada de democracia”.
Finalmente, agrupaciones políticas ideológicamente opuestas, coinciden que votaran “7 veces sí” en la consulta popular, pero expresan su temor, manifestando que de ninguna manera es un cheque en blanco en favor del presidente Moreno, por lo que se debe no solamente aprovechar el apoyo que recibe de las organizaciones sociales y políticas, sino ante todo, analizar de dónde viene ese apoyo y que intereses esconde.
Ayer el llamado al dialogo con los diversos sectores sociales que realizó el Presidente Moreno, provocó histeria en la dirigencia verdeagüita, éstos declararon de manera pública su contrariedad llegando a separarlo de la presidencia de su movimiento. Al pasar de los días, y ante el apoyo de la oposición y de los sectores populares a la consulta popular, se produjo el fraccionamiento de los asambleístas; confirmando eso de mentes lúcidas y lo milagroso que es el poder, porque asambleístas y funcionarios públicos comenzaron su migración al lado morenista.
En estos momentos se puede afirmar, que ya casi nadie es correísta, que ya nadie defiende la década ganada. O quizá nos están tomando del pelo, entreteniéndonos con el sainete de la división, porque ahora María José Carrión respalda a quien decía era “un traidor”. Mientras Moreno pone las manos al fuego por Richard Espinoza al que los trabajadores acusan del caos en el IESS.
Lo cierto es que, el bienestar del pueblo ecuatoriano, aunque parezca risible, no depende de la obra que haga o deje de hacer el actual gobierno, acaso si de lo que pueda suceder con el posible juicio político a Jorge Glas, juicio que a su vez tampoco depende de las causales o evidencias en su contra, sino que la destitución del vicepresidente estriba más de los acuerdos políticos para contar con los votos suficientes para tal efecto, y por supuesto que dentro de esas negociaciones, estará también consensuar entre comillas al reemplazo de Glass; para ello, los sectores sociales deberían exigir a Moreno y a la Asamblea que quien sustituya a Glass debe ser una persona ajena a los correístas y de a aquellos que se dicen independientes o apolíticos; allí debe ir alguien con un claro compromiso popular que contribuya a borrar la “dictadura disfrazada de democracia”.
Finalmente, agrupaciones políticas ideológicamente opuestas, coinciden que votaran “7 veces sí” en la consulta popular, pero expresan su temor, manifestando que de ninguna manera es un cheque en blanco en favor del presidente Moreno, por lo que se debe no solamente aprovechar el apoyo que recibe de las organizaciones sociales y políticas, sino ante todo, analizar de dónde viene ese apoyo y que intereses esconde.