Es preciso resaltar que el 8 de Marzo nació como fecha dedicada a la mujer trabajadora desde un punto de vista revolucionario, para reconocer a las protagonistas de esa lucha aún inconclusa en contra de la exclusión, pobreza, prepotencia, persecución e injusticias que padecen las mujeres trabajadoras de la ciudad y el campo.
Sin embargo el sistema neocapitalista hoy disfrazado de socialismo del siglo xxi, no conforme con la criminalización de la protesta social, se esfuerza cada vez más, por medio de frívolos discursos en deformar el verdadero significado de esta fecha, para convertirla en una especie de día de las flores, de los chocolates, poniendo en peligro la lucha histórica de las mujeres por la libertad y la dignidad humana y social.
A lo largo de la historia ecuatoriana, mujeres de la talla de Manuela Sáenz, Matilde Hidalgo, Dolores Cacuango, Transito Amaguaña, Rosita Paredes entre tantas heroínas anónimas, nos han enseñado que no basta el solo hecho de revindicar tales derechos, sino que ante las renovadas formas de explotación, corrupción y prepotencia, hombres y mujeres tenemos que resistir y combatirlas fortaleciendo las organizaciones y forjando la unidad popular.
En buena parte del mundo, también en el Ecuador, los gobiernos de turno junto a la iglesia han obstruido el avance de las mujeres en la participación política y en la toma del poder; postergando las condiciones propicias para que las mujeres ejerzan su ciudadanía.
No pretendo, rememorar los hechos de aquel ocho de marzo. Tampoco quiero repetir frases frívolas a la mujer. Hoy la mujer es la conjugación del amor que se revela en rebeldía y que sin renunciar su apasionada lucha, enciende con el fuego de sus besos, las grandes avenidas por donde transitan hombres y mujeres para hacer realidad la utopía de la Patria libre y emancipada.
Hoy Mujer de mirada clara, de alma cristalina, de risa generosa, leal y solidaria, jamás furtiva, solo deseo revindicar el valor de millones de mujeres, cuya lucha en la actualidad va adquiriendo corazón y rostro de mujer, para ello, cito a Iván Bukin: “Las mujeres parece que incluso, no son personas sino unos seres totalmente especiales, que viven a lado de las personas y luchan junto al pueblo, a las que todavía nadie ha definido ni comprendido exactamente, aunque desde el comienzo de los siglos la gente no hace más que pensar en ellas”.