viernes, 31 de enero de 2014

Educación laica, el ideal de Alfaro



El pasado 28 de enero se recordó un año del asesinato del artífice del liberalismo en el Ecuador. Rememorar este penoso acontecimiento, significa asumir con “el arma al brazo” su legado político y social.

“Prohibido olvidar” que la revolución liberal se gestó por las paupérrimas condiciones de vida que llevaba nuestro pueblo, que fue el resultado del desarrollo de las contradicciones entre las fuerzas productivas y de las relaciones comerciales entre “serranos y costeños”, en las que jugaron un papel importante las ideas preclaras y progresistas de la época, las que se manifestaron a plenitud sobre la base del legado de unidad, soberanía y de una vida digna para todo el pueblo iniciado por Espejo, Bolívar y Montalvo entre otros.

En el campo educativo implica desarrollar un modelo que supere la estructura impregnada en el sistema educativo,  así el sueño Alfarista de que la educación laica y gratuita sea la base de la “revolución educativa” y de la construcción de la “Patria altiva y soberana” que promueve el gobierno actual, se haga realidad.

Alfaro no fue un pedagogo, sin embargo el aporte que dio a nuestra educación es valioso. Decretó la libertad de cultos, estableció el laicismo en la educación, dio un gran impulso a la escuela pública, fundó los normales. Quizá una de las primeras reivindicaciones de la mujer, fue el acceso  de la mujer a la docencia.

Desde la perspectiva de una educación por la emancipación, el laicismo es el referente de lucha de la unión nacional de educadores el gremio magisterial, y especialmente de hombres y mujeres progresistas que más allá de los mitos del emprendimiento impuestos por la sociedad burguesa, siguen enarbolando su pensamiento.

La causa del protagonista de la revolución liberal, del “Viejo Luchador”, que peleó por sus ideales hasta su muerte, rememorémosla como él lo hizo, luchando contra los rezagos del dependiente modelo educativo capitalista hasta su erradicación.