La derecha no solo se ha turnado para habitar Carondelet, también lo ha hecho para distribuir la miseria. A nombre de la democracia burguesa y mediante la propaganda masiva se hacen elegir, pero jamás cumplen las ofertas de campaña y las aspiraciones políticas, sociales y económicas de las grandes mayorías.
El tema es si aún podemos recuperar la confianza en la “democracia” o quizá ésta sea la causante de los grandes problemas del país. Es cierto que no contamos con partidos políticos ni un sistema electoral claro, peor con una división efectiva de los poderes del Estado, ni se diga de la justicia y las fuerzas de seguridad ahora bajo el control de las narco mafias; por ello, es necesario la Unidad Popular para construir una sociedad civil que demande del presidente Lasso, el cumplimiento del mandato constitucional, transparencia, lucha contra la corrupción y rendición de cuentas.
El pueblo vive la democracia cuando los valores democráticos y la participación ciudadana son la base tanto de las relaciones de poder estatal como del acceso a los recursos que son de todos, pero precisamente este es el mal de los ecuatorianos. El aumento de la desigualdad social visibilizada en el subempleo, empleo informal y desempleo que el Estado burgués muestra inoperancia para crear condiciones y diseñar políticas sociales que distribuyan la riqueza con equidad a todos los sectores de la sociedad.
Las políticas económicas neoliberales no han servido para disminuir los niveles de pobreza. El FMI impone una disciplina presupuestaria, privatización de las empresas públicas y priorización del gasto público, recetas que a lo largo de la historia han mejorado entre comillas la macroeconomía pero no la reducción de la pobreza.
Jean D’Ormesson funcionario a sueldo de la UNESCO, dice que las desigualdades e inequidades se deben a la “ineptocracia”, definida como el “sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar, –es decir la derecha–son elegidos por los menos preparados para producir –por culpa del sistema–, descargando la culpa a “una izquierda populista y demagoga… y a unas personas que sabe que son idiotas”. El solo hecho de tratar a los sectores populares de idiotas delata que defiende a la burguesía.
¿Pero qué mismo es la ineptocracia?
En la práctica, la ineptocracia es la aristocracia encaramada en el gobierno a través del poder económico y la propaganda.
La ineptocracia representa a los grandes grupos empresariales y banqueros que financian a ineptos como el de los zapatos rojos para que desde el gobierno defiendan sus intereses.
La ineptocracia a nivel local son los movimientos políticos pertenecientes a caciques y/u oportunistas que se dicen independientes y desideologizados que buscan el poder para “gobernar” con personas incondicionales a su alrededor.
En fin, la ineptocracia es la causa de la falta de medicina, de la pobreza, del desempleo, de la exclusión social, de la violencia y otros males que impiden a las personas mejorar las condiciones de vida.