Espejo y Montalvo afirman los peligroso de no definirse de uno u otro bando respecto a la justicia y a los pobres. Por eso, cabe recalcar que aquellos que se dicen ni de derecha ni de izquierda, a la hora de gobernar, deben tomar decisiones políticas respecto de la actividad pública, que afectarán o favorecerán sin duda a uno u otro sector social. La frase bíblica, “por sus obras los conoceréis” se actualiza.
La última ola de corrupción o quizá mejor, la olla de corrupción nos ha obligado a preguntarnos, cuáles son los principios que definen las conductas de las autoridades, porque de esas conductas nacen las consecuencias que más tarde nos lamentamos. Carlos Marx recuerda que los principios tienen su origen en las ideologías, que las ideologías no son credos religiosos, sino instrumentos útiles para que la ciudadanía exija a la clase política, lo que plantea en sus postulados y pregona durante las campañas electorales.
Por ejemplo, a nivel nacional los presidentes, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa ganaron las elecciones aceptando los postulados y el apoyo de la izquierda. Sin embargo, el primero inmediatamente se declaró el mejor amigo de los EE-UU; mientras que el segundo al poco tiempo, los calificó de izquierda retrograda y los combatió, persiguió y encarceló.
Al acercarse las elecciones seccionales, a la mayoría de los precandidatos los escucho decir que su interés es trabajar por el adelanto de la parroquia, cantón y/o provincia sin importar la ideología; y lo primero que pienso, es que estos señores y señoras no tienen idea de lo que es ideología, y que se asumen neutrales comprometiéndose con todo y con nada, se dejan ver caritativos o progresistas afirmando que las ideologías son conceptos superados.
Detrás de estas frases, se esconde la viveza criolla u oportunismo para ganar votos de los ciudadanos indiferentes a sus propios problemas. En fin, evitemos los “pactos de la regalada gana” o las alianzas contradictorias, aunque esto afirme aquello de, “dime con quien andas y te diré quién eres”