Defendió una educación crítica, liberadora, solidaria y no subordinada al mercado…
José Mujica, político reconocido en la izquierda latinoamericana. Ex-guerrillero tupamaro, participó en la lucha armada contra el aparato represivo en los años 60 y 70 en Uruguay. Su posterior trayectoria refleja la institucionalización de sectores de izquierda que abandonaron la vía revolucionaria. Como presidente, representó una política social progresista que, aunque crítica del consumismo y del poder del capital, nunca desafió estructuralmente el orden burgués.
Durante su mandato, impulsó reformas sociales en beneficio de las
mayorías, que si bien, golpearon a la oligarquía, no cuestionaron la propiedad
privada ni la hegemonía del capital financiero. Su crítica al mercado fue
moral, no política, y su propuesta de un “capitalismo más humano” consolidó un paradigma
reformista populista que reforzó las relaciones de dependencia en el contexto
latinoamericano.
La visión de José Mujica sobre la educación se inscribe, en gran medida, dentro de un marco ético humanista y libertario. Para él, la educación debía desarrollar el pensamiento crítico, orientado a formar seres humanos solidarios, conscientes de su entorno y no subordinados a la lógica del mercado. Esta perspectiva coincide parcialmente con la postura emancipadora de Paulo Freire que entiende la educación como herramienta para la transformación social. Sin embargo, en la práctica, Mujica no impulsó una política educativa opuesta al sistema capitalista; su actitud, aunque coherente en lo ético, no se tradujo en medidas concretas que confrontaran la hegemonía neoliberal que aún domina los sistemas escolares en América Latina.
Desde una perspectiva emancipadora, la educación no puede limitarse a la transmisión de valores éticos individuales, sino que debe ser una trinchera de lucha ideológica. Para los sectores populares, representa una posibilidad de organización y la toma de conciencia para la construcción de un país más justo e igualitario. En este sentido, una auténtica educación liberadora exige romper con el currículo capitalista que naturaliza la pobreza, legitima la explotación y oculta la lucha de clases. La tarea pendiente es politizar la educación desde abajo, construyendo espacios pedagógicos que fortalezcan la autonomía, la resistencia y la dignidad de los pueblos.
José Mujica, fallecido a los 89 años, fue símbolo de honestidad y austeridad. Abandonó el fusil para gobernar dentro del Estado burgués. Se constituyó en una alternativa progresista. Su legado principal es: que sin organización y sin lucha de clases, no hay emancipación real para la clase trabajadora.