El
Ministerio de Educación, luego de las recientes medidas tomadas por el Comité
de Operaciones de Emergencia Nacional-COE, y debido al avance de covid-19, ha
dispuesto que las clases escolares continúen de manera virtual durante todo el
mes de abril; esto con la finalidad de evitar posibles contaminaciones.
Comprendemos
que la pandemia cambió el ritmo de vida y de trabajo, y que el cierre de las
escuelas para prevenir la salud de la niñez y de los ciudadanos conlleva costos
económicos y sociales. Cuando las escuelas cierran, los niños pierden la
oportunidad de aprendizaje guiado, porque no se puede esperar que un niño de
educación básica tenga las mismas competencias tecnológicas que un estudiante
de bachillerato o de universidad, por tanto, esto y el cierre de la escuela
también llevará a que se presenten casos de retraso en sus aprendizajes.
El
otro aspecto es, que si los padres o madres no pueden asistir a sus trabajos, afectará
la economía de sus hogares -y la nacional desde luego-, por lo que muchos de
ellos, incumplen las disposiciones dadas durante la cuarentena sanitaria, para
poder salir a conseguir el pan para sus hijos, más preocupante es cuando estos
hogares son de bajos ingresos y/o de madres solteras.
Hay
que agregar que las últimas reformas laborales, que en la práctica garantizan a
los empleadores a no pagar a los trabajadores ausentes y peor a los enfermos, obliga
a los padres o madres a tengan que escoger entre dejar a sus hijos en una
situación no tan ideal sin supervisión o no poder pagar sus necesidades
básicas.
En
fin, volviendo al tema educativo, a las clases virtuales, por obvias razones,
la respuesta de los sectores público y particular han sido diferentes, en éste
último fue sorpresivamente rápido. Hay que reconocer los esfuerzos del
Ministerio de Educación por llegar a todos los sectores de la población
educativa. Plataformas con recursos educativos se pusieron a disposición de
docentes, padres de familia y estudiantes.
Sin embargo, buena parte de las escuelas públicas por no disponer de los
recursos tecnológicos ni económicos no han podido adoptar estas plataformas, se
suma a esto, que en amplios sectores rurales, no tienen siquiera una
computadora o conectividad en casa para poner en marcha el proceso de
aprendizaje de forma virtual.
Esta
realidad, nos lleva, muy aparte de la preocupante pandemia, a exigir por un
lado, a los gobiernos de turno el acceso equitativo a las plataformas
educativas virtuales que ofrece; y de otro, que las escuelas y maestros hagan
uso de estas herramientas, solo así conseguiremos hablar del poder transformador
de la tecnología, consecuentemente de una educación para acercarnos al tan
anhelado buen vivir.
Al
parecer, aunque hace rato que nuestro sistema educativo sufre de marcadas
deficiencias y brechas que perjudican más a los sectores populares, decía que
al parecer esta pandemia ha puesto a prueba al sistema educativo, y por tanto
hace falta que desde los gremios de docentes y de los propios docentes, nazca
la construcción de un nuevo modelo educativo.