domingo, 10 de octubre de 2004

LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA DE LA PAZ

La evolución de la humanidad está llena de guerras y conflictos y realmente no se puede explicar sin ellos. Se ha llegado incluso a aceptar que la fuerza es el recurso, último o habitual cuando está interiorizado como parte de la cultura propia y de nuestra forma de hacer para obtener la razón.
De esta forma se continúa dando ejemplo para perpetuar el mismo mecanismo de resolución de conflictos, la fuerza, y se está construyendo una sociedad violenta y en permanente amenaza, siempre en nombre de la razón y la verdad. Si bien son inaceptables los hechos de terrorismo en Madrid y Nueva York, tampoco se puede dejar pasar por alto los acontecimientos de los países de medio oriente. Pero de ninguna manera debemos dejar de reflexionar y actuar ante los actos terroristas que diariamente viven la mayoría de nuestros pueblos por la falta de oportunidades de acceso a la educación y de mejores condiciones para vivir con dignidad.
Pero a pesar de esta realidad la mayoría de las personas continúan pensando que la violencia y la imposición no es el mejor camino para resolver los problemas y que una sociedad en paz sería muy deseable para el bienestar propio y para el progreso de la humanidad..
¿Y qué es la paz?
Parece que la definición de paz no tendrá que ver tan solo con que no haya guerra., hecho que por descontado es imprescindible para el desarrollo. Esto sería una concepción muy frágil y un tanto negativa en cuanto que concebirla solamente como la ausencia de guerra sería indicativo de una cultura de violencia.
Considero que la paz es una forma de interpretar las relaciones sociales y una forma de resolver los conflictos que por la misma diversidad se presentan en la sociedad. Y cuando se habla de conflictos, no son sólo los conflictos bélicos. Nos referimos al conflicto como un hecho natural de las relaciones sociales por lo que la solución de estos conflictos no puede ser mediante la violencia pues estaríamos asegurando de forma permanente una sociedad violenta.
Por tanto la paz sería evidentemente una ausencia de guerra, pero ante todo y como estructura preventiva, la paz sería un estado activo de toda sociedad en la búsqueda de una sociedad más justa.
En esta sociedad los mecanismos para resolver los conflictos deberían partir de las capacidades que la inteligencia humana nos permite como: la comunicación, el diálogo, la cooperación y particularmente una buena educación básica. Estas capacidades consideradas las elementales de una cultura de la paz, deberían ser aplicadas en todos los ámbitos y escalas de la sociedad: en la familia, en la empresa, en la política y particularmente en la escuela.
Aunque se dice que hablar de equidad en términos de salud, paz, libertad, justicia, democracia es utópico, debemos enfatizar que la utopía de estas palabras tiene grados y significados diferentes y concretos. A pesar de considerase utópica, la inmensa mayoría de las personas considera deseable esta utopía y quieren caminar en esta dirección considerando negativo cualquier paso en sentido contrario.
Por esto, educación y la paz son puntos de referencia hacia el que inevitablemente los pueblos debemos caminar juntos, sobre todo porque esta unidad y cooperación responda a un modelo de convivencia, hacia un nuevo modelo educativo para la trasformación de la conciencia social.
La educación y la paz tienen esta función transformadora y necesitan de utopías para ir hacia la construcción de la cultura de la paz, para lo que deberíamos hablar también de justicia, libertad, democracia, tolerancia y desarrollo. Porque no podemos olvidar que en la raíz de la violencia están las desigualdades económicas y la pobreza, el bloqueo de las posibilidades de desarrollo, los gobiernos autoritarios, las discriminaciones por razón de sexo, cultura o color de piel, etc... y que la solución de estos problemas sociales y económicos a todas las escalas es prioritario para que se pueda eliminar la violencia y construir la paz, para el desarrollo sostenible en el futuro.
La violencia, particularmente de tipo social, se suele justificar en nombre del mantenimiento del orden estatuido y para ello se tiende a simplificar o ponderar las variables que explican la realidad. Por eso la conciencia de la necesidad de la construcción de una cultura de la paz tan sólo es posible si se acepta y comprende el complejo mundo de repartición de la riqueza y las relaciones entre las clases sociales. El carácter complejo de nuestra sociedad es irreversible y no podemos renunciar a esa complejidad que es creciente. Se puede no entender o no querer entenderla y obviarla pero no por ello desaparece.
A través de la educación para la paz desde la escuela, maestros y maestras debemos potenciar la aceptación y comprensión de esta complejidad y de redundar en ella mediante la construcción de un nuevo modelo educativo que fomente métodos como: el diálogo, el respeto y la cooperación, es decir una educación integral orientada en los principios de solidaridad y desarrollo.
Principios que promueven una educación para la paz
La educación para la paz debe asentarse en una base sólida y realista. Cualquier intento de educación si no tiene un buen fundamento en la realidad será poco efectivo, y en el caso de la educación para la paz es fundamental partir de la verdadera realidad social para comprenderla y poder transformarla.
Si consideramos que "la Educación nace en la sociedad, se dinamiza y administra a través de sus instituciones", entonces debemos aceptar que la educación es parte de la realidad social y como tal está en interrelación con todos los elementos de la misma recibiendo influencias y proyectándose hacia ella, produciendo modificaciones de manera continua, permanente y vinculada con la dinámica histórica.
La labor educativa se desenvuelve, entre nosotros, en una situación de cambio sociocultural caracterizado por una materialización de la cultura influida por los medios masivos de comunicación por la cotidianeidad de los grupos sociales y marcada por el desarrollo económico cuantitativo que, si bien ha representado algún progreso, no ha suscitado los cambios requeridos para una sociedad más justa y equilibrada.
La situación de pobreza de nuestros pueblos está, significativamente, correlacionada con los procesos educativos no sólo en el nivel primario y medio sino en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo Nacional y por tanto vinculado al sistema y a las estructuras sociales promotoras de las desigualdades.
De ahí, que ha surgido una tendencia que gira sobre la idea de que cambiando las estructuras políticas, económicas y sociales es suficiente para que haya paz. Esto puede resultar cierto o no, lo que si es cierto, es que estas deben mejorarse lo cual es además urgente. Pero, las estructuras responden a un modelo de sociedad y de desarrollo y este a una concepción y una escala de valores que lo preside. Por tanto, para construir una cultura de la paz es fundamental generar una conciencia social y un cambio en los valores para que se pueda incidir en la erradicación de los factores estructurales y coyunturales que generan las desigualdades que a su vez degeneran en violencia
De todas formas, es evidente que si se consigue cambiar las estructuras a formas democráticas y equitativas socialmente ya habremos dado pasos importantes hacia la cultura de la paz. El camino es un proceso mixto de creación y recreación de conciencia individual y social, junto con los cambios de estructuras sociales, económicas, políticas y culturales para avanzar en la construcción de la cultura de la paz.
Nadie puede dudar que un ámbito de intervención fundamental, para generar conciencia social, es la educación, aunque no es el único. Pero para nosotros los educadores y educadoras, nos corresponde esforzarnos por generar una educación critica, reflexiva y vinculada con la realidad social, para ello, algunos de los principios de la educación para la paz son:
• Educar para la paz supone enseñar y aprender a resolver los conflictos mediante el uso de medios de consenso de la voluntad colectiva. No hay soluciones mágicas pero hay mecanismos para resolver los conflictos de forma diferente a la “ley del más fuerte” y que forman parte de la cultura de la paz, por ejemplo en la escuela promover el uso estrategias y técnicas didácticas para el desarrollo de competencias en el aula y fuera de ella.
• Educar para la paz es una forma particular de educar en valores. Cuando educamos, estamos transmitiendo una escala de valores. Es decir estamos ayudando a construir unos valores y actitudes determinados tales como la justicia, libertad, cooperación, respeto, solidaridad, la actitud crítica, el compromiso, la autonomía, el dialogo, la participación. Al mismo tiempo enseñamos a cuestionar los valores que son contrarios a la paz como la discriminación, la intolerancia, la violencia, el etnocentrismo, la indiferencia, el conformismo.
• Educar para la paz es una educación desde y para la acción. No se trata de educar para inhibir la iniciativa y el interés sino para encauzar la actividad y el espíritu combativo hacia la consecución de resultados útiles a la sociedad, en la construcción de la paz.
• Educar para la paz es un proceso permanente y por tanto esto se ha de recoger en los proyectos educativos. Esto también ha de quedar recogido en los programas o intenciones de los agentes educativos no formales tal como medios de comunicación, organismos no gubernamentales, administraciones locales, etc.
• Educar para la paz supone recuperar la idea de paz positiva. Esto implica construir y potenciar en el proceso de aprendizaje unas relaciones fundamentadas en la paz entre los y las estudiantes, los padres y madres de familia, los y las docentes; entre ciudadanía y poder.
• Educar para la paz desde el currículo escolar implica darle una dimensión transversal de forma que afecte a todos los contenidos de todas las áreas o disciplinas que se estudian pero también a la metodología y organización de la escuela o colegio.
Finalmente hay que decir, que metodológicamente se debería intervenir desde los diferentes ámbitos de influencia (escuela, medios de comunicación, ONG, movimientos asociativos, familias, etc..) para :
• Proporcionar situaciones que favorezcan la autoestima, la comunicación y la convivencia como base importante de las relaciones personales y sociales.
• Participar en celebraciones y actos relacionados con la paz y solidaridad.
• Crear climas democráticos en las aulas, centros y otros contextos de relación.
• Fomentar la reflexión, el intercambio de opiniones y la argumentación como defensa.
• Fomentar la comprensión de los puntos de vista de los compañeros
• Consensuar y difundir las normas de convivencia.
• Fomentar el trabajo en grupo y los proyectos colectivos.
• Utilizar técnicas de reflexión y desarrollo moral: debates sobre experiencias, clarificación de valores y dilemas, resolución de conflictos, dramatizaciones, juegos de simulación, etc., etc...
BIBLIOGRAFIA
BASTIDA, Anna; CASCÓN, Paco. (1995). Educación para la paz. En El trabajo docente y psicopedagógico en Educación Secundaria. Ed. Aljibe. Málaga.
SEMINARIO DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ, Ponencia: Educar para la paz.- una propuesta posible, Quito, 1998.