viernes, 23 de noviembre de 2018

Legado de dignidad y rebeldía

Fidel Castro Ruz nació en Birán, Cuba, el 13 de agosto de 1926. Hijo de un inmigrante gallego y una madre de origen canario, creció en una familia humilde que logró cierta estabilidad económica. Desde joven se destacó por su curiosidad, pasión por el estudio y amor por el deporte. Fue educado por los jesuitas, formación que forjó su disciplina y sentido de justicia. Al llegar a la Universidad de La Habana, su conciencia política explotó: se volvió dirigente estudiantil, abrazó las causas sociales y se sumergió en el pensamiento revolucionario.

No fue un político de escritorio ni un líder de ocasión. Fidel fue un combatiente, un organizador, un hombre que se forjó en la lucha contra la dictadura de Batista, enfrentando al imperialismo y soñando con una Cuba digna y libre. El 1 de enero de 1959, su sueño tomó forma: la Revolución triunfó. A partir de entonces, junto al pueblo, construyó una Cuba nueva, basada en la soberanía, la educación, la salud y la justicia social.

Bajo su liderazgo se erradicó el analfabetismo, se nacionalizaron los recursos estratégicos y se garantizó el acceso universal a la salud y la educación. Pero más allá de los logros internos, el legado de Fidel trasciende por su coherencia y su visión internacionalista. Mientras el mundo se replegaba al egoísmo neoliberal, Cuba enviaba médicos, maestros y brigadas solidarias a los rincones más olvidados del planeta. Fidel entendió que la verdadera revolución no puede ser insular: debe ser solidaria, fraterna y compartida.

Durante más de cinco décadas, resistió el bloqueo criminal de Estados Unidos. Convirtió la adversidad en fortaleza, y transformó a Cuba en símbolo de dignidad mundial. Lejos de rendirse, fortaleció una economía de resistencia, un pueblo educado y una política científica y cultural admirable. Su voz se alzó en foros internacionales denunciando la hipocresía imperialista y defendiendo a los pueblos del Sur.

No fue dogmático. Fue un marxista crítico, abierto al debate, capaz de advertir los peligros internos de la Revolución sin perder el horizonte emancipador. Su vida fue una lección de coherencia: nunca acumuló riquezas, vivió con austeridad y dedicó cada día a la causa del pueblo.

En tiempos de crisis global, de neofascismo y desigualdad, el legado de Fidel sigue inspirando a quienes sueñan con otro mundo posible. Vive en cada brigada médica, en cada comuna organizada, en cada joven que alza el puño con esperanza. Porque Fidel no fue un mito: fue un hombre comprometido hasta el último aliento, un revolucionario que enseñó que la dignidad no se negocia, que la lucha vale la pena y que la historia, cuando se hace con amor y justicia, no muere.

¡Hasta la victoria siempre!

lunes, 13 de agosto de 2018

Natalicio 92 del Comandante Fidel

                   
                     Como cedro en la montaña
                                Autor: Yoerky Sánchez Cuellar

Como cedro en la montaña… 
el pueblo que te acompaña, 
jamás va a decirte adiós.
Tu pensamiento veloz 
se torna escudo moral, 
e inspirada en tu ideal 
intransigencia y virtud 
festeja la juventud
su Día internacional.
92 y en combate 
con tu Cuba libre y culta
que se alista a una consulta 
popular, para el debate 
de un texto que es acicate, 
que es Patria, luz y pincel.
Tu gran obra vive 
en él y el texto definitivo
será el regalo más vivo 

viernes, 3 de agosto de 2018

Por sus obras los conoceréis


Espejo y Montalvo afirman los peligroso de no definirse de uno u otro bando respecto a la justicia y a los pobres. Por eso, cabe recalcar que aquellos que se dicen ni de derecha ni de izquierda, a la hora de gobernar, deben tomar decisiones políticas respecto de la actividad pública, que afectarán o favorecerán sin duda a uno u otro sector social. La frase bíblica, “por sus obras los conoceréis” se actualiza. 
La última ola de corrupción o quizá mejor, la olla de corrupción nos ha obligado a preguntarnos, cuáles son los principios que definen las conductas de las autoridades, porque de esas conductas nacen las consecuencias que más tarde nos lamentamos. Carlos Marx recuerda que los principios tienen su origen en las ideologías, que las ideologías no son credos religiosos, sino instrumentos útiles para que la ciudadanía exija a la clase política, lo que plantea en sus postulados y pregona durante las campañas electorales. 
Por ejemplo, a nivel nacional los presidentes, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa ganaron las elecciones aceptando los postulados y el apoyo de la izquierda. Sin embargo, el primero inmediatamente se declaró el mejor amigo de los EE-UU; mientras que el segundo al poco tiempo, los calificó de izquierda retrograda y los combatió, persiguió y encarceló. 
Al acercarse las elecciones seccionales, a la mayoría de los precandidatos los escucho decir que su interés es trabajar por el adelanto de la parroquia, cantón y/o provincia sin importar la ideología; y lo primero que pienso, es que estos señores y señoras no tienen idea de lo que es ideología, y que se asumen neutrales comprometiéndose con todo y con nada, se dejan ver caritativos o progresistas afirmando que las ideologías son conceptos superados. 
Detrás de estas frases, se esconde la viveza criolla u oportunismo para ganar votos de los ciudadanos indiferentes a sus propios problemas. En fin, evitemos los “pactos de la regalada gana” o las alianzas contradictorias, aunque esto afirme aquello de, “dime con quien andas y te diré quién eres”