viernes, 31 de marzo de 2017

La educación un desafío urgente para la transformación de la realidad

La escuela es imprescindible en la construcción de un país democrático y de desarrollo humano desde el ámbito personal y social, de lo público y lo privado, y orientado hacia el respeto, convivencia e inclusión de la diversidad de actores y formas de pensamiento del pueblo ecuatoriano.
Para ello es fundamental reorientar el rol del sistema educativo para que asuma la formación y capacitación de las nuevas generaciones. Monseñor Arnulfo Romero, -de quien recordamos un año más de su asesinato en marzo de 1980- a más de pastor de la iglesia fue un educador popular comprometido con los pobres.
Él refería que de todos los problemas sociales, la educación era el principal de solucionar, si realmente se quería avanzar en la transformación social de los pueblos: “hay que capacitar a los niños y a las niñas para analizar la realidad del país; hay que prepararlos para que sean agentes de transformaciones, en vez de alienarlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que los hacen desconocer la realidad; una educación para la participación política y democrática.”
Nadie dudará que la educación en todos sus niveles, pero fundamentalmente en el superior, debe orientarse a atender, desde las exigencias del conocimiento, los problemas de la propia realidad local y nacional. Es decir, necesitamos, como reflexiona Paulo Freire, una “educación inserta en la realidad, que rompa con la dependencia, con la alienación familiar y social impuesta desde afuera”, donde la televisión y las redes sociales desplazan el ejercicio del saber en las aulas y en la familia; donde un wahats-app vale más que la orientación docente.
Continuar con el actual estado del sistema educativo nos llevaría a profundizar lo escolástico y no la praxis, las competencias laborales y no el desarrollo del pensamiento que promueve la creatividad emancipadora. Es urgente acabar con la pobreza y la exclusión social que a su vez acaba con la posibilidad de caminar hacia el mandato constitucional del buen vivir, hacia la trasformación de la realidad. El nuevo gobierno, debe promover la construcción de un proyecto educativo que sea el resultado de una amplia consulta social, que exprese la concepción filosófica del Ecuador pluricultural y multiétnico, un proyecto basado en el principio de la participación ciudadana plena y concreta, y en la más profunda convicción democrática de que solo la concertación social, confiere el sentido real a la construcción de la patria nueva.

viernes, 24 de marzo de 2017

Lucha ideológica o lucha electoral

Al acercarse la fecha para la elección presidencial, los diversos medios de comunicación se enfocan en debates y opiniones sobre las características sociopolíticas de los proyectos de gobierno que auspician a cada candidato, sin embargo este ejercicio resultaría lirico si la ciudadanía no se involucra en el mismo.
Las reflexiones, por tanto, deben hacerse correlacionando la acción inmediata del nuevo gobierno. Cómo. Expresando con claridad y sin temores, ¿qué es lo que queremos cambiar o apoyar? Es decir, señalando los puntos fuertes y débiles de uno y otro candidato, a fin de que la gente vaya reconociendo y asumiendo lo que realmente quieren apuntalar o disputar.
El debate actual es el no debate y el ataque. Los revolucionarios del siglo xxi atacan a Lasso y Páez con el feriado de hace 15 años. Mientras que ellos acometen contra Moreno y Glass con el tema de la corrupción que salpica a éstos y a altos funcionarios del gobierno correísta. Se acusan de querer perpetrar una dictadura con el continuismo, mientras a los otros, con el tema de la restauración conservadora. Sin embargo es curioso que ambos ofrezcan aumentar el bono de la pobreza, crear un millón de empleos, más universidades, construcción de viviendas, combatir la corrupción.
Lo cierto es que vivimos una crisis de valores y económica auspiciada desde el gobierno. Hay que señalar esto sin miedo, sin equivocación, de eso no hay duda. Por tanto, si volvemos a pensar únicamente en las cuestiones electorales, habremos perdido la posibilidad de ganar la lucha ideológica por la vigencia de derechos y libertades, hoy opacados por la prepotencia revolucionaria.
Los sectores populares deben tener bien claro, muy claro, que solo la recuperación de los derechos de expresión y organización puede contra la pobreza. En la guerra contra la corrupción y el despilfarro no hay pacto, nunca puede haberlo. Puede haber pacto en la alianza política, en el reparto de cargos de los viejos y nuevos ricos… En la defensa de la organización y dignidad popular, jamás. La historia nos muestra eso.
Por tanto, en la próxima elección, el compromiso es asumir que tenemos un enemigo poderoso que domina y controla las instituciones públicas y buena parte de los medios de comunicación, que cree tener mente lúcida y corazón ardiente para manipular nuestro voto. Esta es realidad, nos enfrentamos a ella, con la clara definición de que es el enemigo o nosotros. No hay términos medios.

viernes, 17 de marzo de 2017

Apoyar un gobierno responsable e inclusivo


Aunque en realidad no es así, sin embargo las elecciones se perciben con un elemento esencial de la democracia representativa, se las antepone como una condición necesaria para el ejercicio de la soberanía popular y la vigencia de derechos, esto en el ánimo de asegurar la democracia participativa.
Hoy la preocupación por hacer realidad esta intención y la demanda por defender la participación ciudadana, genera el compromiso de quienes de una u otra manera hacemos opinión pública, y no obstante esta intención no siempre sea grata, en esta segunda vuelta tampoco lo será, pues para quienes no fueron partidarios de ninguno de los dos finalistas, las visiones de gobierno que defienden aunque parecen polarizadas no los son, mas bien apuntan a fortalecer el Estado neoliberal.
Tanto en el oficialismo como en la oposición, existe cierto optimismo respecto al fortalecimiento de la democracia, sin embargo, casi con certeza se puede afirmar que en las elecciones del 2 de abril, se reducirá la cantidad de los pesimistas que votaron nulo o blanco porque creen que las cosas seguirán igual.
Para los afines a la candidatura de Lenin Moreno, las expectativas giran en torno a que la gestión genere una mejora de la economía, para así defender las conquistas sociales ganadas en la última década. Mientras los seguidores de Guillermo Lasso, creen que en la población se ha incrementado la incertidumbre sobre el futuro económico del país, lo cual sería producto de la discusión pública en torno a la corrupción y a la dependencia al gobierno chino, por lo que exigen de los ciudadanos votar por un cambio que genere estabilidad, respeto y plena vigencia de las garantías constitucionales.
Sería bueno para la democracia que la campaña electoral en esta segunda vuelta esté influenciada por las preferencias ideológicas de los electores y por los análisis que se hagan de los proyectos de gobierno que uno y otro candidato nos presenten. Lamentablemente no es así. Parece absurdo pero la difamación oficialista contra los partidos políticos, contra “la partidocracia”, ha hecho que los ecuatorianos mas bien se dejen influenciar por el marketing, a partir del cual, la mayoría de los votantes, al no tener una afinidad y peor una filiación política, finalmente decidan por el mal menor.
En suma, en esta elección, la mayoría de los ecuatorianos mostrará su disconformidad con la prepotencia y corrupción, abrigando la esperanza de un gobierno responsable e inclusivo.

miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de Marzo, celebración o resistencia.

El 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, en buena parte del mundo, sigue siendo una fecha y una oportunidad más para el reconocimiento a las luchas que las mujeres han librado y libran en su afán de erradicar la discriminación e injusticias sociales y políticas.
Afortunamente son las propias mujeres quienes exigen en esta fecha menos celebraciones frívolas y menos discursos demagógicos. Ellas exigen más reconocimiento a sus derechos, más solidaridad de la sociedad y de los gobiernos para eliminar las condiciones de explotación, subordinación, injusticia y pobreza que padecen miles de mujeres en el día a día.
Naturalmente las Mujeres se merecen miles de rosas y poesías. Ellas son la conjugación del amor y la pasión, la revelación de la rebeldía, de la unidad y la resistencia. Hoy las encontramos en los más amplios y diversos sectores, batallando con su tenue mirada pero sin renunciar a su lucha apasionada y encendiendo con el fuego de sus besos las alamedas de la utopía emancipadora de la Patria grande y soberana.
Mujeres de allá, como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo; y de acá, como Manuela Sáenz, Manuela Cañizares, Matilde Hidalgo, Dolores Cacuango, Transito Amaguaña, Rosita Paredes y otras, nos exhortan a valorar sus innumerables jornadas de lucha exigiendo respeto a su dignidad y valoración real de su aporte a la sociedad.
En estos tiempos, la lucha por la autodeterminación integral femenina ha adquirido una perspectiva de clase, transformándose en parte esencial e insoslayable de las relaciones sociales, han roto con todos los paradigmas y tradiciones, hoy el rol de la mujer les ha llevado a asumir funciones que antes eran exclusividad de los hombres. Por eso es preciso, reafirmar el compromiso y la solidaridad de la sociedad para lograr un mundo pleno de igualdad y de justicia, sin distinción de clase social. Hoy la lírica debe transformarse en acciones concretas como el reconociendo de la deuda social, para así orientar las políticas públicas hacia la defensa de los derechos de la mujer; la plena materialización en la participación activa y protagónica en los diferentes escenarios de toma de decisiones, en la vida política, social y económica del país.
En fin…, nuestra admiración y respeto a todas las mujeres que firmes en sus principios y convicciones luchan día a día por el derecho a una justicia real y a la libertad de vivir con dignidad.

viernes, 3 de marzo de 2017

El debate político actual es el miedo al debate.

Ha empezado la segunda vuelta electoral, parafraseando a Calderón de la Barca, para cada candidato que aspira gobernar el otro le es un estorbo; al parecer se cumple la sentencia popular: acusa y reinaras.
Al respecto podemos reflexionar horas y días sin encontrar solución al ejercicio de como erradicar o al menos disminuir los rangos de la pobreza, del hambre, del feminicidio, de la falta de fuentes de trabajo, en definitiva, que cambie el rumbo de la actual democracia de tecnócratas y plutócratas que utilizan las instituciones públicas o las corporaciones para decidir por nosotros.
El debate importante que debemos exigir a los candidatos Moreno y Lasso, debe ser el que nos permita deliberar juntos qué país queremos, a partir de la necesidad de superar nuestras injusticias históricas, para ello cuestionemos a ellos y nosotros mismos, ¿qué es lo que queremos mejorar o cambiar? y ¿cómo lo vamos a lograr y a costa de qué?
La primera pregunta, nos debe conducir a un sesudo análisis acerca de la realidad nacional y local, lo que nuestros pueblos deben desarrollar para vivir en condiciones de dignidad y no de beneficencia, y sobre todo, en medio del respeto a los derechos civiles y humanos.
La interrogante cómo lo vamos a lograr y a costa de qué, nos lleva de lleno a la definición del modelo económico y de gobierno. Es decir, a buscar las mejores maneras, normas y leyes, que permitan a todos los ciudadanos una convivencia alejada de las pasiones políticas y el odio a quienes piensan distinto.
Lo ideal sería que lo uno y lo otro, lo alcanzáramos con o a pesar de los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, o con o sin sus tiendas políticas. Con o sin segunda vuelta. Con la actual Constitución o con una nueva, es decir, que la dignidad humana y el bienestar social y no la pedagogía del miedo y de la descalificación, deben primar sobre las reglas de juego electorales.
En fin, las dos candidaturas no presentan diferencias de fondo, no ofrecen espacios para definir un país distinto. Se puede decir con certeza que el debate electoral, el debate político actual, es el miedo al debate. El espectro electoral y político está lleno si, de acusaciones mutuas, de quien repartió o devolvió más atunes, de quien representa más o menos a la corrupción, al pasado o al continuismo.