viernes, 21 de abril de 2017

La ilusión de legitimidad del electo Presidente


La segunda vuelta electoral sin duda tuvo como objetivo lograr el mayor grado de apoyo o consenso a favor de uno de los dos candidatos finalistas, es decir, darle al nuevo Presidente, legitimidad real para el ejercicio del gobierno.
En este proceso eleccionario, los ciudadanos y en particular los partidos y movimientos políticos estuvieron obligados a mostrarse más disciplinados a la hora de decidir con su voto la convivencia democrática del país. Disciplina en el sentido de evitar que aquellas agrupaciones políticas momentáneas que no tienen identificación ideológica concreta con los intereses de al menos un sector de la comunidad nacional, sino que más bien son el resultado de un mero cálculo circunstancial encaminado a obtener ventajas políticas sobre los demás.
Lamentablemente en el caso nuestro. El confuso anuncio de resultados del denominado ballotage, entre el oficialista Lenin Moreno y el derechista Guillermo Lasso, trajo desde antes, en el momento y después del mismo, una cadena de incertidumbre y descontento a favor y en contra de uno y otro candidato. A esto se sumó un coincidente apagón o caída del sistema que en pocos minutos cambió los resultados, declarando a las pocas horas ganador al candidato oficialista, y consecuentemente caldeó los ánimos de los seguidores y los festejos en las tiendas auspiciantes.
Apelaciones que se rechazan y al poco rato se aceptan. Conteos y reconteos de papeletas y actas electorales que no cambian nada. Y no cambian porque ya todo está decidido, así estaba previsto y así será. Todo seguirá igual a la década anterior.
Corresponde al pueblo, a los electores exigir el cumplimiento de cada una de las promesas de campaña, y en particular con la posibilidad de cambio en el trato, que deje atrás la prepotencia y el abuso, la violencia y la persecución. Que por el contrario cree oportunidades de trabajo y beneficios sociales para alcanzar el anhelado buen vivir.
El mismísimo electo presidente ha manifestado que lo urgente es la reactivación económica del país, la apertura a la inversión extrajera y la alianza con la empresa privada para la creación de fuentes de trabajo. Pero lo que, realmente es urgente para el futuro gobierno, es la recuperación de su legitimidad ante los ecuatorianos y la colectividad internacional, sólo esto podrá darnos la ilusión de estabilidad y alejar la inestabilidad política y económica que invade a los países socios ideológicos del gobierno neo revolucionario.

sábado, 15 de abril de 2017

Una tradición que rememora la fe católica


Dice mi madre, que la muerte y resurrección de Jesús es celebrar el don de la vida. Creyentes o no, estos días son oportunos para reflexionar sobre la necesidad de cambios respecto de nuestro comportamiento frente a los problemas sociales y políticos y a la posibilidad de construir una sociedad más humana y justa.
Una “Iglesia pobre y para los pobres”, ha dicho el Papa Francisco, acaso hay otra, o la actual es una Iglesia rica para los ricos. Lo cierto es, que el premier del Vaticano, manifiesta que el auténtico poder de la Iglesia consiste en servir a los pobres, renunciando a ciertas consideraciones personales en solidaridad con los postergados por el régimen y por la propia Iglesia. Que sólo así, nos encontraremos con Jesucristo. Lo contrario será simplemente, otro largo feriado.
Cristianos o no, es hora de reconocer que buena parte de la pobreza, la discriminación, del maltrato infantil, del abuso contra las mujeres, de la delincuencia, de la prepotencia y la corrupción institucionalizada, es responsabilidad nuestra. Somos culpables por guardar silencio y mostrar miedo en vez de denunciar estos hechos, que tienen repercusión en nosotros mismos y en nuestros hijos.
Si bien es cierto, la fe y el espacio religioso dependen de la voluntad personal, cada uno es libre de profesar o no cualquier religión. No obstante, el aporte a la solución de la problemática nacional, particularmente del entorno local, incumbe a toda la ciudadanía; por tanto, conforme lo dice el Papa, “estamos obligados a rechazar todo lo que vulnere la dignidad de los seres humanos.”
La Semana Santa es una tradición que rememora la fe católica, en la que se recrea la pasión y la muerte de Jesús con una serie de rituales, como el pan y el vino de la última cena, el lavatorio de pies, la pesada cruz, la corona de espinas, el látigo, el propio vía crucis que en estos días son resignificados por la tradición cristiana para convertirlos en referentes de cambio y de identidad social de los pueblos.
Finalmente, luego del litigioso proceso electoral que ha puesto a caminar a medio país por aceras distintas reclamando la legitimidad de su manoseado voto, la Semana Santa, debe tender puentes para que unos y otros exijamos a los gobernantes, el direccionamiento de la política social y económica en favor de superar las desigualdades sociales y respetar el pleno ejercicio de los derechos constitucionales.

viernes, 7 de abril de 2017

Día del Maestro Ecuatoriano

El 13 de Abril, es una fecha mayúscula en la cual recordamos a Eugenio Espejo, Juan Montalvo, Pio Jaramillo, Dolores Cacuango, Rosita Paredes, Consuelo Benavides, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Eloy Alfaro, Miguel Riofrío, Benjamín Carrión, cuyos ideales permanecen vigentes en las mentes del magisterio y del pueblo ecuatoriano.
Las maestras y maestros a lo largo de la historia, han forjado heroicas jornadas de unidad y lucha contra las políticas antipopulares que los gobiernos de turno, implementan luego de recibir el favor popular.
La defensa de la educación pública y la dignidad, son tareas permanentes que le ha tocado a los maestros y maestras enfrentar de los gobiernos de turno, que al igual que el actual, el de la revolución ciudadana, que lejos de resolver la crisis de la educación, ha penalizado la organización sindical y la persecución a la dirigencia popular.
La ciudadanía ecuatoriana sabe y extraña la acción y lucha incansable de los maestros y maestras. En ese afán, asistieron delegaciones de todo el país, hasta la ciudad de Montecristi, a apoyar la Constitución de 2008, participamos en buena parte de su construcción, como también aportamos en la elaboración de la LOEI, sin embargo la mayoría neo revolucionaria, lanzó al traste entre otras conquistas, la Ley de Carrera Docente, para imponer artículados retrógrados e inconstitucionales que en definitiva, son otra forma más de dominación y de exclusión social con la que se castiga y somete a los maestros y maestras.
Hoy exigimos al gobierno nacional evitar el abuso y la improvisación de los burócratas verdeaguitas encaramados del Ministerio de Educación, quienes a su vez encargan sin previo concurso, las direcciones de las instituciones escolares. Así mismos, demandamos del magisterio ecuatoriano, forjar la unidad, para recobrar nuestra institucionalidad organizativa y los caminos de la educación emancipadora, en defensa de la educación laica y por las causas populares.
Hoy los maestros tenemos en nuestras manos, la responsabilidad de formar a los ciudadanos de hoy y mañana; como nos recuerda José Carlos Mariátegui “De todas las victorias humanas, corresponde a los maestros el gran mérito; de todas las derrotas humanas, les corresponde también la gran responsabilidad”. En efecto, ser docente es una profesión en la cual el compromiso afectivo y social es prácticamente inevitable y hasta necesario.
Finalmente un saludo cordial al Magisterio Ecuatoriano y Lojano, recordando las palabras de Paulo Freire, que “el conocimiento se construye a través de la entrega y la lucha…”