domingo, 29 de mayo de 2016

28 de Mayo: La Gloriosa que a la final no lo fue

Para la historia de los pueblos, la mayoría de las veces la memoria y la conciencia social ha sido escrita y usufructuada por quienes han ostentado el poder político y económico y no por quienes la protagonizaron. Uno de los hechos más trascendentes para los sectores populares y de los trabajadores, es la Revolución del 28 de Mayo de 1944, a la que se la denominó la “Gloriosa”, porque para los trabajadores fue el resultado de un proceso de unidad del movimiento obrero y de recuperación de las libertades.
Para 1944 se heredaba una crisis caracterizada por la corrupción y la inestabilidad de las minorías oligárquicas que se rifaban el poder ya sea por elecciones fraudulentas o por la imposición de dictaduras. En este contexto, surge una amplia pero frágil alianza política en la que "se dieron la mano frailes y comunistas", una alianza entre conservadores, liberales, socialistas y comunistas que al triunfo de la “gloriosa”, al decir de Benjamín Carrión, deciden entregar el poder a Velasco Ibarra, de quien se esperaba devuelva al pueblo los sueños de “volver a tener patria”. 
Cabe destacar que la creación de la Confederación de Trabajadores del Ecuador CTE, la FEUE y la Casa de la Cultura fueron el resultado de la presión de los sectores de izquierda como Pedro Saad, Gustavo Becerra, Ángel Felicísimo Rojas, Manuel Agustín Aguirre, Benjamín Carrión, entre otros, para quienes estos acontecimientos eran la posibilidad y “el imperativo formidable… de hacer una patria, de construir una patria".
Sin embargo, esta diversidad de fuerzas e intereses que concurrieron en la revolución del 28 de Mayo, a los pocos meses desvaneció la posibilidad de hacer realidad el proyecto de cambio por el cual se reveló el pueblo. Fueron los grupos de poder político y económico quienes traicionaron los principios y acuerdos iniciales para la recuperación de las libertades públicas, para erradicar la corrupción y superar la crisis económica y otros males que -como en la actualidad-, agobiaban a la patria y más a los sectores populares que luchan por una sociedad más justa y equitativa.
De la Revolución del 28 de Mayo, de la “Gloriosa”, nos queda como enseñanza que los acuerdos coyunturales se vuelven pronto en desacuerdos políticos e ideológicos que se evidencian en la lucha de clases y en el ahondamiento de la crisis política que finalmente privilegia al Estado neoliberal.

jueves, 19 de mayo de 2016

En política, solo vencen los que tienen el empuje y la pasión necesaria para la victoria.

Resulta casi cotidiano y sorprendente escuchar a ciudadanos cuya firmeza ideológica era evidente, expresarse de manera despectiva de los líderes populares y de izquierda porque apoyaron al Presidente Correa en sus inicios, culpándoles de la actual situación económica y política que vive el país. Y no es sorprendente, tan solo porque se les culpe, sino por las tantas simplezas y ligerezas que se manifiestan. 
No se puede negar que la izquierda revolucionaria en su afán de acceder al poder ha cometido errores de cálculo estratégico políticamente hablando, pero, qué personas, que siguen disfrutando de la derechización del actual gobierno y que ahora se dicen independientes, no quieran reconocer, que los sectores populares apoyaron a Rafael Correa por que creyeron que el denominado proyecto de la revolución ciudadana, planteaba una solución rápida y efectiva a tantos años de postergación y abandono.
Calificar de oportunistas e incluso de traidores a los líderes populares y dirigentes políticos de izquierda, porque se separaron a tiempo del gobierno por la evidente derechización, que con favores paternalistas confunde a los sectores populares y en la práctica camina hacia la reestructuración o reconversión del sistema neoliberal, no es tan grave como callar que alrededor del gobierno se instaló un grupo de embusteros y aduladores que poco a poco creció y que aprovechándose de los cargos políticos y burocráticos amasó fortunas cubriéndose del silencio y la corrupción.
Hacer dirigencia social, gremial y política no es tarea fácil, porque ante cualquier acción de solidaridad a favor del pueblo o de exigir justicia, tarde o temprano asoma el vivo criollo” que todo lo corrompe. Cabe preguntarse y responderse. ¿Por qué la solidaridad no emana dentro de la organización barrial, del sindicato o de los sectores pobres y necesitados? ¿Por qué cualquier esfuerzo por acortar la brecha de la pobreza se diluye por la corrupción? ¿Será que la culpa la tendrá solo los corruptos o el gobierno? ¿Será que hay quienes solo les interesa tener un pueblo acostumbrados a pedir y a no dar ni hacer nada por elevar su conciencia social?.
En fin ante, para entender la actual crisis agravada por los sismos naturales, políticos y económicos y para acortar esa brecha de la pobreza, son oportunas las sabias palabras de José Martí: “en política, solo vencen los que tienen el empuje y la pasión necesaria para la victoria".

viernes, 13 de mayo de 2016

Vender las empresas estatales no es otra cosa que entregar el dinero público a la empresa privada

La catástrofe en la costa ecuatoriana ahondó la crisis económica que hace rato atraviesa el país, esta tragedia casi como anillo al dedo y bajo el pretexto de buscar recursos para la reconstrucción de las zonas afectadas, ha permitido al régimen anunciar la venta de empresas públicas como la Hidroeléctrica Sopladora y el Banco del Pacífico.
Los recortes presupuestarios a los municipios y el desmantelamiento y la privatización de las empresas públicas en nuestro país, son maniobras neoliberales perfectamente diseñadas por los organismos financieros multilaterales, a las que el gobierno se somete bajo el pretexto de “transformar esa riqueza en liquidez… (y) obtener miles de millones de dólares” para afrontar las consecuencias del terremoto.
El FMI, el Banco Mundial y ahora el Gobierno Chino condicionan al gobierno ecuatoriano, el aumento de impuestos, congelación de salarios, supresión de puestos de trabajo, la explotación de recursos naturales y la venta de las empresas estatales previo a otorgarle créditos. Cabe entonces preguntar y contestar: ¿es conveniente para el interés social vender por adelantado recursos como el petróleo? ¿Será correcto que sectores estratégicos para el desarrollo nacional estén bajo el control del capital privado? Obviamente que no, ni lo uno ni lo otro. Las experiencias recientes, nuestras y de los países vecinos, nos han dejado tristes enseñanzas.
El gobierno autodenominado revolucionario, debería optar por una reforma estructural que le permita replantear sus relaciones con los sectores de la empresa privada, asumiendo el rol de regulador y controlador de la economía nacional y así evitar el empobrecimiento al que nos conduciría la venta de las empresas públicas y otros “activos”, que en la práctica terminarían sirviendo para pagar la deuda contraída. Temor nos asalta saber que expresas chinas son las que comprarían la Hidroeléctrica Sopladora y el Banco del Pacífico en la misma forma que compraron el Hotel Quito, con una dudosa licitación.
Lo cierto es que gracias a la venta de las empresas públicas, el FMI y las operadoras chinas controlarán la capacidad del gobierno para decidir en temas claves para la sostenibilidad de la economía nacional. Por lo que, queda a los sectores populares y progresistas que luchan por la soberanía nacional, rechazar las estrategias neoliberales que anteponen los grandes beneficios empresariales a los derechos básicos del pueblo, como el derecho a la salud, educación y trabajo.

sábado, 7 de mayo de 2016

Una Universidad autónoma y solidaria

Desde la epopeya federalista de 1859 encabezada por don Manuel Carrión Pinzano que dispone que en el “Colegio San Bernardo se impartan estudios de jurisprudencia, filosofía y letras, teología y medicina”, data la historia de nuestra Universidad Nacional de Loja, que con altibajos, especialmente de carácter político, ha ido adaptando su orientación y organización para el servicio del pueblo y el desarrollo de la región sur y del país.
Sin duda, podría decirse que la historia de nuestra Alma Mater es también la historia de las luchas sociales lojanas. Puesto que hasta hace poco, si hasta hace poco, podíamos ver reflejada en la conciencia de sus docentes, trabajadores y estudiantes, la defensa concreta de los legítimos intereses de los pueblos del sur, poniendo en sus actos un ejemplo para lograr un mundo más humano. 
En la otrora FEUE los estudiantes forjaron su conciencia solidaria y de compromiso con los sectores populares convirtiéndose en los protagonistas de la historia, aquel organismo estudiantil era quien junto a los estudiantes y al pueblo, rechazaban las estructuras económicas y políticas de los gobiernos de turno que permitían la alienanación y sometimiento del país a intereses oscuros. Desde la FEUE nacía el rechazo a las metodologías del poder encaminadas a convertir al hombre en el lobo del hombre. Hoy con nostalgia y a pesar que los sueños populares por una patria emancipada siguen firmes, vemos una universidad intervenida políticamente y a la vez callada ante una lucha que sigue siendo justa y necesaria.
Los lojanos reclamamos entonces el rescate de la Universidad para los estudiantes y el pueblo. No partimos de cero, sabemos que en la herencia del movimiento universitario lojano muchos fueron los aportes para hacer de la educación un camino hacia la libertad y por el verdadero de cambio, los lojanos reconocemos y honramos esa historia. 
Por eso, saludamos la creación de una veeduría que no solamente se encargue de transparentar el apurado concurso para docentes sino toda la administración, incluida la comisión interventora, en esa tarea será prioritario rescatar la conciencia crítica y unidad de todos los estamentos universitarios y de los lojanos para edificar ahora lo que necesitamos y no lamentarnos mañana por no haber tenido el coraje de exigir el respeto a la autonomía universitaria. 
La tarea nos espera para que la acción se concrete en propuestas alrededor de la academia y la solidaridad con el pueblo.