viernes, 21 de octubre de 2016

La sociedad neo revolucionaria o la sociedad alienada al neoliberalismo.


Si hacer mayores esfuerzos, cualquiera que se aleje de las apariencias puede percibir que el sistema educativo actual ha logrado anular o al menos controlar en estudiantes y docentes e incluso en buena parte de la sociedad, la capacidad para hacer una opinión crítica sin temores y todo tipo de reflexión que no se pinte de verde agüita.
Los ecuatorianos llegamos en cierto momento a creer que la propuesta de revolución educativa contribuiría a mejorar los procesos de conocimiento y aprendizaje como la base de un nuevo país, un país para todos, donde la justicia social sea una realidad. Sin embargo las reformas educativas se impusieron sin considerar necesidades y opiniones de estudiantes y docentes, lo que a la larga, ha determinado que las reformas no conlleven ningún cambio significativo que no sea, la producción de más papeles que en la práctica no sirven para nada.
La burocracia revolucionaria no ha logrado entender que enseñar es una profesión y un arte que al decir de Paulo Freire, requiere un aprendizaje permanente en lo pedagógico y en lo académico, por tanto una formación, capacitación y actualización ligada a la práctica docente en el aula; solo así, los nuevos conocimientos que se construyan servirán para resolver las situaciones y problemas reales que afronta la sociedad.
La aniquilación desde el oficialismo de la reflexión y el análisis crítico de la práctica educativa y social han llegado a tal extremo, que ni los docentes ni desde la sociedad se intenta explorar la posibilidad de preguntar, claro, hay cierto conformismo sinónimo de temor a la sanción y a la persecución. Desde luego, nada es por casualidad, esta anulación del pensamiento viene de más allá del Ministerio de Educación, a ellos mismo les impone la OMC, el FMI, el BM, los BRICS entre otros organismos neoliberales.
De allí que no debe sorprendernos que el sistema educativo tal y como está planteado y diseñado, no es la herramienta propicia para educar y formar a los ciudadanos; por el contrario se ha convertido en el instrumento encargado de apartar a la niñez, adolescencia y juventud del pensamiento, de la crítica, para a cambio decretar la aceptación de normas y reformas neoliberales así porque sí. Porque para ellos, el adoctrinamiento es mejor que la creatividad y el pensamiento crítico que le haga crecer a la juventud como personas y como sociedad.

viernes, 14 de octubre de 2016

“Antes que me olvide”, ya mismo se van.


El 14 de mayo último, la Unión Nacional de Educadores realizó el Congreso Nacional Extraordinario, en él participaron cientos de maestros y maestras de todo el país. El punto central, fue la renovación de su Comité Directivo Nacional; esto ante la exigencia del Ministerio y la amenaza de desconocer al gremio. La amenaza se cumplió.
Hoy no me referiré al tema, ya tendremos tiempo. Deseo resaltar que en las intervenciones de la reelecta Presidenta Rossana Palacios, como en las que se dieron desde las bases, se recalcó en la necesidad de rescatar la escuela para servicio de todo el pueblo. Claro que desde la UNE en varias oportunidades se ha defendido una escuela de calidad.
Se ha propuesto una infraestructura modesta pero que ofrezca seguridad a estudiantes y docentes y que garantice el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje. Una mayor capacitación y actualización a los experimentos curriculares que impone la tecno-burocracia verde flex. Esas entre muchas más fueron las as reflexiones de los congresistas. Destacaron que la misión del Ministerio no debe reducirse a la redacción de acuerdos, circulares, inspección, amedrentamiento a los docentes que aún no han vendido su conciencia, ni mucho menos a separar a directivos encargados de los planteles escolares para encargarles a otros que se uniforman ahora de blanco al estilo “mashi”; sino asesorar administrativamente y a brindar el acompañamiento pedagógico a los maestros en su diario quehacer.
En tanto, que a la hora de la clausura, que por cierto ratificó su accionar junto al pueblo y en el logro de una educación emancipadora e innovadora que promueva el adelanto humano de la sociedad y el desarrollo sostenible de la naturaleza.
En el encuentro entre docentes se ratificó la importancia de promover desde la UNE, la defensa del gremio, la formación integral de los estudiantes, la necesidad de fortalecer la investigación educativa y social, la defensa de la carrera docente y la redacción una ley, como base primordial para logar elevar la calidad de la Educación.
Claro que en medio de la terquedad y prepotencia es difícil esta meta. Pero en ello, la UNE a lo largo de su existencia, con unidad, dignidad y entereza se ha adueñado de las plazas y calles para enfrentar y resistir a las dictaduras, esta vez también se resiste a la dictadura neo revolucionaria.
Finalmente, como dice el Doctor Stalin Alvear, “antes que me olvide”, ya mismo se van.

viernes, 7 de octubre de 2016

Las tareas escolares, se repite la polémica.


La discusión respecto de si son o no necesarios las tareas escolares, si son muchas o pocas, así como su efecto en el desempeño escolar, vuelven una vez más a la palestra pública. 
Nuevamente son dos tres tecnócratas iluminados o de mentes lúcidas, a los que generalmente les apesta el consenso y la participación de los involucrados para la discusión y el análisis los temas importantes, son los que alborotan el sistema educativo con experimentos antojadizos que desconocen que las tareas escolares deben reflejar la naturaleza y calidad de las indicaciones dadas y de los objetivos planteados para ayudar a los estudiantes. 
En el año 2005 la Ministra Consuelo Yanes, “prohibió a los profesores enviar deberes a los alumnos de hasta 10 años para que las hagan en casa”; el argumento de antaño fue que los chicos se estresan. En estos tiempos revolucionarios, el Ministro Espinosa ha manifestado que “con el objetivo de optimizar el tiempo de los estudiantes fuera de las aulas…, se regula la carga horaria para el desarrollo de tareas escolares de todos los niveles de educación y con ello contribuir al logro de los objetivos de aprendizaje propuestos en el currículo” ; el argumento ahora es que los chicos tienen poco tiempo para la recreación. 
Al parecer en el Ministerio de Educación se desconoce que las tareas escolares son estrategias instruccionales y que por tanto para que sean eficaces se debe solucionar primero, los problemas de espacios físicos adecuados para el desarrollo y fortalecimiento de las actividades en el aula así como para la recreación; en segundo lugar, y aunque lo disponen en papeles, desconocen que en la práctica es importante mejorar los vínculos entre la escuela y los representantes, que no en pocas veces y a pesar de que recalcan “la gratuidad de la educación”, les imponen contribuciones económicas para el arreglo y mantenimiento de las aulas y del propio edificio; finalmente, mejorar radicalmente la capacitación y actualización profesional. 
Lo cierto es que las tareas escolares no planificadas terminan convirtiéndose en una carga neurasténica para estudiantes, padres de familia y hasta para los propios docentes, además de profundizar las inequidades y las desigualdades entre los niños cuyos padres pueden brindarles apoyo en la casa y los que no. 
 La práctica y la experticia confirman que no podrá eliminarse las tareas escolares y menos por decreto sin un previo debate de lo que acontece en la realidad educativa nacional.