viernes, 26 de agosto de 2016

Unidad social y política, para dejar atrás el correísmo

Los politólogos opinan que el ciclo de los llamados gobiernos progresistas en la región llega a su fin, debido a que la crisis económica los ha obligado a adoptar medidas neoliberales. Es decir que el progresismo disfrazado de izquierda hoy se desnuda y se muestra en el escenario político y social conforme al ropaje ideológico de sus actores.
En el caso ecuatoriano, la crisis viene de mucho antes de la caída del precio del petróleo, crisis que se evidencia en la adopción de un modelo tecno-burocrático capitalista fortalecido hasta hace unos dos años por los altos ingresos fiscales y del petróleo, lo cual permitió al gobierno fomentar el paternalismo y clientelismo social, a la par que alentaba el caudillismo del primer mandatario.
Para opacar la crisis se recurre a argumentos ambiguos como que esta es mundial. Otras iniciativas como las leyes de herencia y plusvalía, el dinero electrónico, la venta de gasolineras estatales, las reformas a la jubilación patronal, las salvaguardas, etc., no le han dado resultado. Por el contrario, la ciudadanía evidencia como día a día se eleva el costo de la vida, crece el desempleo y la inestabilidad laboral, líderes populares y organizaciones gremiales demandan de seguridad jurídica y despenalización de la protesta social y una serie de etcéteras que se agravan con la prepotencia y el autoritarismo.
Aunque no parezca, la revolución ciudadana ha hecho el camino fácil a la banca y a los grandes grupos empresariales para que puedan obtener mayores ganancias que posibiliten la pronta recuperación de sus capitales afectados por la crisis y la recesión económica; haciendo como siempre que el costo de la crisis la paguen los sectores populares.
Lo cierto es que, más allá del optimismo oficial al manejar sus propias estadísticas, para la oposición, pero especialmente para las clases populares y medias de la población, el gobierno está en permanente deterioro y poco a poco va acrecentado el descontento popular que se expresa en tertulias que se improvisan en los medios de transporte, en los centros comerciales y otros espacios donde en resumen se exige del gobierno el pleno respeto a los derechos y garantías constitucionales.
En tales circunstancias es obligatoria y urgente la unidad social y política, para dejar atrás la idea de perpetuación del correísmo, ya sea con el humanitario Moreno o con el tecnócrata Glass, e incluso con el mismo Correa.

viernes, 19 de agosto de 2016

Unidad programática para un gobierno que garantice el pleno ejercicio de derechos

Nadie puede negar que transitamos confusos en una crisis política e ideológica que no se asume. Es una crisis pendular que reaparece cada cierto tiempo, más bien, cuando el liderazgo del gobierno de turno se desvanece y en su desesperación pasa a la persecución de la oposición social y política.
En esta crisis, el oportunismo y el caudillismo han abandonado los espacios del debate de ideas que son el sostén de la democracia, pregonan que al pueblo no le interesan las ideologías culpando de la crisis a la partidocracia. Para justificarse, han sustituido a los partidos políticos y a la militancia por colectivos de apoyo electoral y adherentes en favor de sus campañas, renunciando a la formación ideológica.
Coincidencia o no, desde el “gobierno nacionalista y revolucionado” ungido por la dictadura militar hasta la caída de Abdala Bucarán han pasado 18 años y desde éste, hasta el “gobierno de la revolución ciudadana” otros 18 años, en que ya nos es importante constatar la estabilidad del sistema político, sino de tener dudas sobre la propia gobernabilidad que generan quienes llegan al poder expresando que se sacan la camiseta del partido para servir al pueblo, en buen romance, renuncian a la disciplina partidaria, lo cual no necesariamente les da más prestigio, pero si la posibilidad de hacer lo que les da la gana.
Los partidos políticos y los líderes que se turnaron en el poder a partir de 1979 sin duda que han contribuido a la estabilidad democrática al estilo neoliberal. Pero esos mismos partidos y líderes que consiguieron que los ecuatorianos nos habituemos a la democracia burguesa no logran comprender que no se trata de cambiar un presidente sino la estructura del Estado tradicional.
Lo cierto es que esta crisis conduce a que la mayoría de los ciudadanos no sólo no crea ni confía en el Asamblea Nacional, ni en el Poder Judicial, ni en la Administración Pública, sino también a rechazar los cantos de sirena autoritarios de quienes quieren opacar la crisis.
Ahora se trata de elegir un nuevo liderazgo que asuma el reto de sacarnos de esta crisis, para ello los partidos políticos y los líderes tienen que forjar y acordar una unidad programática que redefina el sistema político y las estructuras del Estado y a la vez asegure el pleno ejercicio de derechos individuales y colectivos.

martes, 16 de agosto de 2016

La “Revolución Educativa”, también, fracasó

Salvador Aguirre 
@SrAguirreS 
Tomado de: www.opcionsocialista.ec / Publicación mensual - Julio 2016 Número 75, pág. 6

Uno de los ejes del Gobierno de la Revolución Ciudadana es la llamada “Revolución Educativa”. Tras 10 años, a más del errado contenido de las políticas públicas, el área de la educación, ya sea a nivel secundario o universitario, es un ejemplo palpable de la mala administración de los recursos públicos por parte de Rafael Correa Delgado y sus lugartenientes: Augusto Espinoza Andrade y René Ramírez Gallegos. Los casos sobran. El terremoto del pasado 16 de abril provocó 663 fallecidos, 9 desaparecidos, 6274 heridos, 28775 albergados y millonarias pérdidas económicas que pudieron ser prevenidas. En efecto, la Contraloría General del Estado reguló en la normativa de administración, utilización y control de los bienes y existencias del sector público: “la protección de los bienes incluye la contratación de pólizas de seguro necesarias para salvaguardarlos contra diferentes riesgos que pudieran ocurrir”. Sin embargo, el Ministro de Educación Augusto Espinoza Andrade exhibió su mediocridad no asegurando las instalaciones educativas del país y, ahora, por decir, USD 4.511.211 de la Unidad Educativa del Milenio de Pedernales tendremos que reponer todos los ecuatorianos. Pese a la obligación normativa, Rafael Correa Delgado ya sentenció que era “imposible e indeseable asegurar los bienes públicos”. Por su parte, el Secretario de Educación Superior, Ciencia y Tecnología e Innovación René Ramírez Gallegos no está atrás. Ha preferido no cancelar USD 15.4 millones a la Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales (FLACSO) y USD 16.1 millones a la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), las mejores universidades de postgrado del país, mientras que, a la par, financiará, hasta 2017, USD 1043 millones para Yachay en que un profesor gana USD 195.780 por año y sus autoridades ganan USD 16.300 mensuales sin vivir en el país. Sin contar con su pareja Analía Minteguiaga que cobra USD 5.566 como Vicerrectora del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) y USD 3.168 como profesora en la misma institución de educación superior.

sábado, 13 de agosto de 2016

EL PARTO DE LAS IDEAS

por Graziella Pogolotti 

Comenzaban los 80 del pasado siglo cuando el compañero Fidel concedió una entrevista a un académico junto a un congresista, norteamericanos ambos. Fue publicada entonces en un folleto por la Editora Política. De aquella lectura, recuerdo dos puntos que me han parecido siempre reveladores de aspectos esenciales de su pensamiento y conducta.
A la pregunta sobre el empleo frecuente de la improvisación en los discursos, respondió que lo hacía por falta de tiempo, pero también porque a la gente le gusta ver el parto de las ideas. Creo que la observación trasluce un profundo conocimiento de la sicología social. Provoca un diálogo implícito con el oyente, convocado de esa manera a la participación activa, tal y como lo describe el Che en El socialismo y el hombre en Cuba.
Más adelante, casi al término de la conversación, evocando al filósofo griego Heráclito, afirmaba que el hombre no puede bañarse dos veces en las mismas aguas, no solo porque las aguas no son las mismas, sino porque el hombre tampoco es el mismo. En síntesis, con empleo de la dialéctica, demostraba la necesidad del cambio en función del yo y sus circunstancias.
A pesar de las numerosas obras publicadas sobre el Che y Fidel, subsiste un enorme vacío en cuanto a la evaluación del pensamiento de la Revolución Cubana y el debate de ideas desarrollado en el mundo en los últimos 150 años. Nada sale de la nada. Por ello, nuestras fuentes son diversas. Proceden de los libros y de la experiencia vivida. Se nutren de la historia nacional en sus vínculos con la América Latina y con el resto del mundo, esa articulación entre lo local y lo universal tan anhelada por Carpentier.
La raíz martiana, nunca reducida a citas descontextualizadas, sigue recorriendo nuestro ideario. El Maestro comprendió la singularidad de nuestra América y para ella diseñó sus propuestas educacionales y analizó críticamente la Conferencia Monetaria celebrada en Washington. Sin ser economista de profesión, diagnosticó los peligros que nos amenazaban en un terreno altamente técnico y de gran complejidad.
En lo que se refiere a la guerra de Cuba, Martí estudió los problemas que contribuyeron a la derrota de la lucha iniciada por Céspedes. Hubo las fracturas internas en razón del localismo, de confrontaciones entre algunos protagonistas y diferencias nacidas de la variedad de posiciones ideológicas. Dificultades similares surgieron a la hora de recabar fondos en el exterior para armar expediciones. Los potentados cubanos que disfrutaban largas temporadas en Europa y en Estados Unidos fueron remisos a la hora de entregar la ayuda demandada. Martí edificó el consenso entre los veteranos y los pinos nuevos, fue haciendo el Partido Revolucionario desde abajo, siguiendo la línea de masas, como se diría más tarde, y recaudó fondos centavo a centavo con el respaldo de la emigración trabajadora.
Marx, Engels y Lenin han sido también para nosotros herramientas para el análisis de la realidad. A esa fuente se incorporó el pensamiento socialista latinoamericano con figuras tan imprescindibles como Mella y Mariátegui.
Con la fragua de esos ingredientes de vida y estudio, hemos tenido plena conciencia de que ningún modelo era trasplantable a nuestro contexto por motivos económicos, históricos y culturales.
En La historia me absolverá, Fidel establece una definición inclusiva de pueblo. Descarta tan solo a las capas que mantienen vínculos de intereses económicos con el imperialismo. Más adelante, en vísperas de Girón, se referirá a nuestra Revolución socialista «de los humildes, por los humildes y para los humildes». El empleo preciso de las preposiciones evidencia la intencionalidad orientada a un proyecto participativo, hecho con las manos y la inteligencia de todos. Y que a todos pertenece.
El aprendizaje de infancia y juventud en Birán, unido a la experiencia de la Sierra, le revelaron la extrema precarización del campesinado y su potencial revolucionario.La proyección internacionalista se plantea en el Manifiesto Comunista. Por otras vías surge el propósito integrador de América Latina. «Patria es humanidad» y Las Antillas se constituyen en muro de contención ante las ambiciones del imperio, según José Martí. En ambos casos, la acción generosa se fundamenta en la necesidad de unir fuerzas en una plataforma común, hecha de puntos de convergencia de las voluntades emancipadoras.
Ante las desviaciones sectarias, Fidel encontró el respaldo popular. Con la verdad en la mano, ha contado siempre con la confianza de las masas. En medio de la euforia del triunfo, advirtió que tendríamos que vencer obstáculos mayores. Predijo el derrumbe de la URSS antes de que se produjeran los acontecimientos definitivos. Coincidió con el Che en conceder importancia al desarrollo de la conciencia y en rechazar esquemas y dogmas. En nombre de la Revolución no nos pidió que creyéramos. Nos invitó a leer y a pensar. El pensamiento renovador de la Revolución se inscribe en el debate contemporáneo. Se inscribe en la corriente tricontinental orientada al desmontaje de todas las expresiones de colonialismo atrincheradas hoy en el poder financiero y en la ideología neoliberal.
En enero de 1959, mi padre publicó un artículo titulado Soldado y maestro. Destacaba entonces la intención pedagógica en los discursos de Fidel. Esta voluntad de hacer conciencia responde también a la tradición martiana.

Fuente: Cubadebat / 25 abril 2016 

jueves, 11 de agosto de 2016

A más de 200 años del Primer Grito de la Independencia, se sigue reprimiendo el descontento popular.

A más de 200 años del Primer Grito de la Independencia, se percibe que muchas de las reivindicaciones del movimiento emancipador de aquellos tiempos, 1809, todavía siguen pendientes, incluso con tonos peores, porque ayer como hoy, los sectores populares, siguen rechazando la manipulación política de sus esperanzas y luchando contra la represión del descontento popular.
El Ecuador de hoy no está bien, tampoco lo estaba la Real Audiencia de Quito allá en 1809, quizá esté peor. La revolución ciudadana no es más que un buen espectáculo que confunde a los sectores postergados e intenta distraer a la oposición. La manoseada frase del buen vivir, nos es más que una brecha entre la esperanza popular y la pobreza que se profundiza cada día, esperanza popular que es la bandera de lucha de los más pobres.
Y como parte del permanente espectáculo que nos ofrece el Presidente Correa, hace poco anunció la realización de una Consulta Popular en medio de las elecciones de febrero de 2017, en la que preguntaría a los ciudadanos si “están de acuerdo que para desempeñar una dignidad de elección popular, se prohíba tener capitales en paraísos fiscales”. Claro que estamos en contra, para eso no hacen falta consultas, menos ahora, porque todos queremos un país en el que nuestros hijos y nosotros mismos podamos realizarnos por medio del trabajo digno, lamentablemente ni el neo capitalismo, ni el neo revolucionarismo nos ofrece las oportunidades para el anhelado buen vivir.
La falta de unidad fue la causa del fracaso político de aquel 10 de Agosto, hecho que la oligarquía selló con la Masacre del 2 de Agosto. Que hoy no sea la falta de unidad del pueblo ecuatoriano, de los sectores sociales y políticos que haciéndose eco del grito y de las necesidades populares, dejen de lado las disputas partidarias para construir el Ecuador soberano que soñaron Espejo, Montalvo, Alfaro y otros héroes independentistas anónimos que “vertieron su sangre” por legarnos una patria soberana.
Es hora de potenciar la dinámica popular de los trabajadores, campesinos, estudiantes y más sectores populares y progresistas que al ver sus derechos disminuidos salen a las calles a interpelar y exigir a la clase política, la instauración de un Gobierno que supere la actual crisis y particularmente que restablezca el pleno ejercicio de los derechos y libertades constitucionales.

martes, 2 de agosto de 2016

La defensa de la UNE es tarea de todos

“Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera” Neruda

El ataque a la dirigencia y al magisterio ecuatoriano por parte del actual Gobierno, ha tomado un curso creciente de insultos, amenazas, persecuciones, destituciones y encarcelamientos que delatan el irrespeto a la Constitución y la orientación neoliberal del régimen.
La obsesión del correísmo por disolver a la Unión Nacional de Educadores no debe sorprendernos, menos a los maestros, pues estos propósitos seguirán estando en los gobernantes con ínfulas dictatoriales, que lejos de presentar argumentos jurídicos para su intentona, demuestran su odio visceral contra el movimiento sindical y hacia las organizaciones que se resisten al pensamiento oficial.
Muchas de las veces la memoria y la conciencia social nos es frágil y dejamos que ciertos oportunistas usufructúen de las luchas populares traicionando a los verdaderos protagonistas. Por eso, es preciso recordar que la UNE nace al calor de uno de los hechos más trascendentes de la historia ecuatoriana, la “Revolución del 28 de Mayo de 1944”, en la que, como resultado de la presión de los sectores populares y líderes de izquierda como Pedro Saad, Ángel Felicísimo Rojas, Manuel Agustín Aguirre, Benjamín Carrión, entre otros, que en medio de la corrupción y de la inestabilidad oligárquica del Gobierno de Arroyo del Rio apoyaron a Velasco Ibarra, y a la par que luchaban por la recuperación de las libertades, crearon la Confederación de Trabajadores del Ecuador CTE, la Federación Ecuatoriana de Indios FEI, la Federación de Estudiantes Universitarios FEUE, la Casa de la Cultura, entre otras organizaciones gremiales y sociales.
En ese proceso de construir utopías en el día a día, se desarrolla del 1 al 4 de agosto de 1944 el Primer Congreso Nacional de Educadores, denominado “Congreso de la Unificación del Magisterio Ecuatoriano” al termino del mismo, el 4 de agosto de 1944, surge la Unión Nacional de Educadores, teniendo como objetivo primordial, “la lucha por la educación pública, laica, democrática y de calidad, que garantice los derechos de los docentes y de los niños y que contribuya al desarrollo del país”.
El 19 de abril de 1950 se reconoce su personería jurídica y a partir de entonces y hasta la presente fecha, la UNE con siete décadas de existencia se convierte en una organización gremial que junto a los trabajadores, campesinos, estudiantes y profesionales progresistas, defiende la educación fiscal, laica, gratuita y de calidad; trabaja por el progreso, soberanía y emancipación de la Patria; lucha por la transformación de las estructuras socioeconómica del país y la acción reivindicativa de las mayorías populares.
Con oportunidad del Decreto 016, hice pública la preocupación de la UNE y otras organizaciones sociales, que presentaron incluso, acciones de amparo constitucional contra el citado decreto que iniciaba violentando la Carta Magna, al desconocer de forma implícita el derecho a la organización de la sociedad “como expresión de la soberanía popular para desarrollar procesos de autodeterminación…”. Además se amenazaba “legalmente” al manifestar que “aquellas organizaciones que no hayan obtenido el registro no podrán operar en el país”. 
A buen entendedor pocas palabras reza un refrán popular. Si la UNE es la piedra en el zapato de la revolución ciudadana, hay que eliminarla, para ello el Decreto 016 es ideal, pues dispone la criminalización de las organizaciones populares de hecho y la judicialización civil y penal de la lucha popular. De forma tácita amenaza con la disolución de las organizaciones gremiales y sociales si sus integrantes realizan “actividades de política partidista”. Es obvio que al acercarse un proceso electoral, cualquier ciudadano tiene derecho a asumir posiciones políticas frente a candidatos y propuestas políticas, pero para el gobierno eso no es lícito. Se trata entonces de una persecución política a quienes se resisten a avalar un régimen autoritario que a pesar de denominarse revolucionario, encarna una forma de dominación caudillista. 
Como la receta neoliberal para desaparecer a la UNE a través de la eliminación de la cuota sindical, del desconocimiento del derecho de los maestros a la defensa, de la imposición de una política de persecución, cancelación y encarcelamiento a los dirigentes y de la conformación de un gremio paralelo y servil al Ministerio de Educación, no dio resultado, pretenden ahora eliminarla con actitudes fanáticas, sectarias y autoritarias de ciertos dirigentes que se creen propietarios del poder y no quieren comprender la realidad política actual.
Finalmente, parafraseando a Lenin, los maestros y los ciudadanos sabemos que “marchamos en pequeños grupos unidos por un camino escarpado y difícil rodeados por todas partes de enemigos,… precisamente para luchar contra ellos”.