viernes, 29 de abril de 2016

LA VERDADERA TRAGEDIA QUE SUFREN LOS PUEBLOS ES LA DEPENDENCIA Y EL OLVIDO

Como siempre las consecuencias de las catástrofes castigan más a los sectores modestos de la población; sea por la estrechez, tipo y ubicación de sus viviendas en sitios muy expuestos a las calamidades naturales, o por la falta de recursos, más aún cuando las tragedias llegan en medio de crisis económicas y falta de fuentes de trabajo.
El terremoto en la costa ecuatoriana o el desborde del río Damas que arrasó la parroquia Alluriquín, no es solamente un problema telúrico o climatológico como se plantea; la verdadera tragedia que sufren los pueblos, es la dependencia y el olvido de cada uno de los gobiernos de turno. 
El gobierno junto a los grupos empresariales y la derecha política dicen que la solidaridad debe ser “sin banderías políticas”; mientras por otro lado atacan a los sectores populares que han comenzado a organizarse para decir basta a cada una de las medidas neoliberales que imponen los organismos de “desarrollo” internacional con el pretexto de obtener recursos. 
En estos días se evidencia que el hambre y la necesidad de la gente tienen carácter de clase. La repetida y reciente actitud de prepotencia del Mandatario que manda a callar y amenaza con meterlos a la cárcel por pedir agua. También tiene carácter de clase la desesperación popular, pues la desorganización en la entrega de la ayuda contrasta con la gran cantidad de efectivos policiales y militares para “cuidar la propiedad privada”. 
El oficialismo se enoja porque se exige la conformación de veedurías ciudadanas para controlar que los recursos destinados a la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto, efectivamente sean destinados para lo que se dice y no para tapar otros huecos fiscales generados por la crisis y no por la catástrofe. 
Finalmente hay que recordar que la prensa de Haití, luego del siniestro telúrico informaba que “la ayuda internacional no es sino una empresa lucrativa disfrazada de obra de caridad”. Lo cual es cierto. Durante la Conferencia Mundial de los Pueblos celebrada en Brasil: se afirmaba que “aproximadamente el 70% de los fondos de la ayuda internacional destinada a los países en desarrollo acaba en las arcas de las empresas y ONG de los países donantes”. Es decir, lejos de ayudar, esta dinámica crea una relación de dependencia que obstaculiza el desarrollo e impide la organización popular para la defensa de la democracia y las libertades sociales. 

viernes, 22 de abril de 2016

Una tragedia más que afecta a todos

Sorprendidos por el terremoto del sábado anterior, volvimos a recordar nuestra historia y nuestras tragedias. Si en una cosa tienen razón los sectores populares que apoyaron al gobierno es cuando dicen que de la burguesía política no hay que confiarse, porque en las campañas electorales dicen una cosa y después en la realidad hacen otras, como por ejemplo aprovecharse de la tragedia actual, para cargar de nuevos impuestos que en la práctica afectan más a los mismos perjudicados.
Esta pericia desde luego no es reciente, es una herencia de vieja data. Los gobiernos siempre han tenido reticencias a tratar con las fuerzas políticas prefiriendo someterse a los organismos internacionales que son quienes imponen las políticas pragmáticas de buena relación con los poderes económicos, incluso haciéndoles renunciar a sus principios ideológicos y enfrentándolos con las organizaciones de base que en algún momento les apoyaron.
A las permanentes tragedias del pueblo, el 16 de abril último llegó una nueva a los ecuatorianos; un terremoto de más de 8 grados en la escala de Richter con epicentro en la costa esmeraldeña. Los sismógrafos han registrado decenas de réplicas. El terremoto ha afectado a seis provincias dejando casi en escombros a la población turística de Pedernales. Cifras oficiales indican que las víctimas mortales superan las 600, alrededor de 10.000 heridos, unas 400.000 personas sin hogar y más de 3.000 edificaciones destruidas. A estas calamidades se suma la evidente tragedia económica que ya vivía el país, esto sin contar que la capacidad del gobierno para atender los servicios básicos antes del terremoto era bastante limitada; ahora, a los sectores y municipios dónde la tragedia sísmica no afectó directamente, la atención y dotación de recursos económicos es casi inexistente.
La asistencia internacional especialmente de los países vecinos incluidos Cuba, es evidente. La población está ubicada en campos de refugiados, el gobierno trata de reorganizarse, claro que la dañada infraestructura tardará largo tiempo en recuperarse. Sin embargo, inmediatamente después del terremoto y en medio de la desolación, las banderas ecuatorianas empezaron a ondear a media asta por todo el país en señal de solidaridad y esperanza. 
Tarea de los ecuatorianos y del gobierno, es que sin banderías políticas, ayudemos a los afectados a ponerse de pie. No con sentimentalismos, sino con la contribución efectiva, misma que debe convertirse en una especie de homenaje a las víctimas del terremoto.

viernes, 15 de abril de 2016

A propósito del Día del Maestro: Educación principal instrumento de movilidad social

“Usted formó mi corazón para la Libertad, para la Justicia, para lo grande, para lo hermoso”. Profundas palabras con las que Simón Bolívar, refiriéndose a Simón Rodríguez, sintetizó la labor del maestro y maestra que día acompañan, orientan y median el aprendizaje de la niñez y la sociedad hacia la construcción de la Patria nueva, emancipada y soberana.
A propósito del 13 de Abril Día del Maestro, fecha mayúscula en la cual recordamos a Eugenio Espejo, Juan Montalvo, Pio Jaramillo, Dolores Cacuango, Rosita Paredes, Consuelo Benavides, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Eloy Alfaro, Miguel Riofrío, Benjamín Carrión, cuyos ideales permanecen vigentes. 
También conmemoramos este día a cientos y cientos de maestros y maestras anónimos que brindaron su aporte e incluso sus vidas para que la educación sea realmente el pilar fundamental del desarrollo de los pueblos y de la consecución de una vida digna. A los Maestros y Maestras nadie nos quitará el sueño de seguir trabajando con la mirada puesta en el futuro de nuestros niños y jóvenes y pensando en la educación como el principal instrumento de movilidad social que tienen las comunidades y para contribuir a la promoción individual, social y a una autentica emancipación de la sociedad.
La Constitución determina que la educación es una tarea ineludible e inexcusable y de prioridad para la inversión estatal a fin de garantizar la igualdad e inclusión social. Por ello, el pueblo ecuatoriano apostó sus esperanzas en una educación para la transformación social y nacional que esté orientada a la consolidación de una sociedad humanista, democrática, soberana, independiente, unitaria, intercultural, plurinacional y laica.
Sin embargo en el gobierno actual, la educación dejó de ser una política de estado que impulse el desarrollo, convirtiéndose en una “política de compensación social” al margen de lo que establece la Constitución. Con ello se desvalorizó socialmente la tarea educativa y el rol de los maestros.
A propósito del 13 de Abril, expreso un saludo cordial al Magisterio ecuatoriano, a los Maestros y Maestras de la Provincia de Loja y en particular de la Escuela Miguel Riofrío, quienes saben que su mejor estímulo lo encuentran en los ojos felices de la niñez y juventud, con la que comparten alegrías y tristezas en su permanente lucha por eliminar la pobreza y las injusticias sociales.

viernes, 8 de abril de 2016

El uniforme escolar y la diversidad personal

Hace rato me insiste mi colega. Dice que la disculpe por la insistencia pero que le preocupa el asunto de la moda escolar. No sabe si será importante para mí, para ella lo es claro, y para la sociedad, pero no tiene idea de si su preocupación pueda interesarle a alguien más.

Lo cierto es que el fenómeno de la moda escolar siempre ha sido motivo de dolores de cabeza para padres de familia, docentes y directivos. Casi es una norma que los adolescentes trasladen la manera de vestir y lucir a la escuela, ya sea por las preferencias individuales o por la alienación incorporada desde la televisión y las redes sociales.
El uso inadecuado del uniforme escolar es considerado como una falta leve sujeta a sanción, por tanto, no puede estar sujeta a las modas y debe ser respetado en su uso diario por parte de los estudiantes. Tampoco puede permitirse y en eso los profesores deber ser cuidadosos, es en el uso gorras y otras prendas que alteren el conjunto. Manifiesta mi colega que ni cuando era estudiante ni ahora que es madre de dos adolescentes, no ha estado de acuerdo en que se cuestione la forma de llevar el cabello, porque en eso siempre van a existir diferencias. Y es que efectivamente no todos somos iguales, lo cual con cierta simpatía se puede apreciar en los niños y niñas de los grados inferiores que todavía no viven detrás de la moda, no se maquillan ni se tiñen el cabello y verán cuanta diversidad de personitas son. 
Claro está y es tarea que nos corresponde a los adultos, es entender que los y las estudiantes desde antes de los doce años ya se sienten jóvenes y como tales desean lucir a la moda. Hay que llegar a consensos que no alteren la diversidad y tampoco fomenten la exclusión. Porque al igual que no se puede uniformar el pensamiento de los jóvenes como parece entenderse, tampoco se puede pretender reglamentar en los códigos de convivencia que todos deban ir iguales.
Si bien la moda no se hizo para las escuelas y creo que en algún momento ese principio comenzó a deteriorarse, no se puede creer que el uso del uniforme sirva para calificar los valores humanos o las virtudes. Sin embargo, las diferencias deben estar marcadas por el interés que ponga cada quien en superarse académicamente y demostrar un adecuado comportamiento.

sábado, 2 de abril de 2016

Desaceleración o crisis

Aunque desde el gobierno no se quiera reconocer que los problemas económicos que vivimos se agravan día a día, deteriorando cada vez más la calidad de vida de los ecuatorianos, y se insista en negar una crisis evidente cuya consecuencia principal, es que se posterga el control y la solución de la misma, particularmente el incremento de los productos de la canasta básica y de las materias primas de la pequeña y mediana industria.
Recordemos que esta crisis es de carácter mundial, según especialistas en el tema, afectó a los países desarrollados desde el 2008 como consecuencia de “una inflación planetaria derivada de la crisis energética, crediticia, hipotecaria y de confianza orquestada por el banco mundial y el fondo monetario internacional”.
El Presidente Correa y su equipo de finanzas, consideran que la “denominada desaceleración” se debe a la alta dependencia de nuestra economía y del comercio exterior a los EE.UU, desaceleración que se suma a la disminución de ingresos por la baja del precio del petróleo. Independiente de que tal argumento pueda o no ser cierto, y pese a que se acaba de aprobar un paquete de reformas laborales y se pretende aprobar con el carácter de urgente, otro paquete de reformas económicas, que en la práctica representan nuevos impuestos que como siempre afectarán a los sectores populares, por otro lado provocando una mayor recesión en el sector empresarial al que se intenta gravar. 
Al inicio del año 2015 las expectativas oficiales anunciaban un crecimiento mínimo pero al fin crecimiento, sin embargo, todos sabemos que eso no sucedió y por el contrario, el mismo gobierno empezó una anunciada disminución del tamaño del estado mientras que la empresa privada experimenta más despidos de sus trabajadores.
Lo cierto es que la crisis económica que vivimos, trae como consecuencias por ejemplo, que recibamos perores servicios de salud y educación, servicios que se empeoran más por la evidente brecha entre ricos y pobres, así como por el desempleo y la pobreza.
En fin la tozuda negación de la crisis económica, demuestra ante todo, la impotencia e inoperancia política y económica del gobierno para buscar soluciones, dando oportunidad a los especuladores burgueses a que cada vez se enriquezcan más, golpeando la credibilidad del gobierno de la revolución ciudadana, y a la par, aumentando el sufrimiento de los sectores populares que ven postergadas sus esperanzas de mejorar sus condiciones de vida.